No hay bien que por mal no venga

Fuera bueno conocer el pensamiento íntimo de Miriam Germán respecto a los amigos que le salen al camino ahora que confronta dificultades como jueza de la Suprema Corte de Justicia.

Como la oposición no encuentra el ovillo del gobierno para deshilacharlo, toma su caso de mampara para censurarlo en su conjunto y no solo al funcionario causante del despropósito.

La elevan como la figura más limpia y noble de la justicia, como la única flor de olor en un estercolero. Una cosa es reconocer méritos, otra reprobar una acción indebida, pero no tiene sentido ni provecho exagerar.

El Consejo Nacional de la Magistratura es un órgano político, y la escogencia de jueces escrutinio también político, mucho más en un partido en que se considera que “el poder es para usarlo”. En el caso de la magistrada Germán podría romperse la vara con que se mide. ¿Le conviene interpretar ese papel en un escenario que no es de justicia, que es político, y en qué importa poco la forma y mucho el fondo? Dígase lo que se diga, el Gobierno tiene la sartén por el mango, y cual que fueren las consecuencias, el régimen no dejará que le tuerzan el brazo, le tumben el pulso.

El destino es como el Evangelio. Antes que la resurrección, el Gólgota.

Preguntaba en Twitter que si el error era del jugador de cuadro o del manager, y los de siempre respondieron que el manager. El Presidente no se buscó ese pleito, pero ya en el cuadrilátero, no puede barajar la pelea.

Trance más que difícil. Si consintiera que Germán se quedara, no le reconocerían nobleza ni trato justo. Dirían que el pueblo unido no podía ser vencido. ¿Cómo ascenderla, llevarla a la presidencia, si en vez de aliada, sería San Jorge mujer sometiendo dragones? Nadie sabe en qué terminará la cosa, pero de momento hay que ir considerando que el affaire Jean Alain vs. Miriam Germán, podría complicar la estrategia oficial. Que si se tuvo la idea de salvar de la hoguera a uno que otro de los jueces, una intención incluso compartida con representantes de oposición, ahora – posiblemente – corte por lo sano.