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Costoso error

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

La salida -toda una entrada de pies- del Procurador General de la República y miembro del Consejo Nacional de la Magistratura, Jean Alain Rodríguez, en ocasión de la evaluación del desempeño de la magistrada Miriam Germán, en la Suprema Corte de Justicia, fue un error de cálculo que, por salir tan mal, sin dudas que ha venido a ser de un alto costo político para la imagen del gobierno del presidente Danilo Medina. Ante una justicia de tantos cuestionamientos y de escándalos aún no superados, a la magistrada Germán (sobreviviente a los controles que caracterizaron al gobierno de mano dura de los doce años del doctor Balaguer), se le ha estado considerando como una especie de símbolo del sector. Y de ser ciertas las sospechas que apuntaban a que a la dama, con experiencia de cuarenta años de ejercicio profesional, voluntades políticas superiores la querían sacar del órgano superior de justicia, donde preside la Cámara Penal, la escaramuza y el manejo torpe con los que se habrían querido preparar el terreno para mandarla para su casa han generado un efecto contrario. Tan grande el disgusto en el seno de la sociedad dominicana, que a los “evaluadores” del Consejo ya no les quedaría otro camino que ratificarla por otros cinco años, porque ella tiene 70 de edad y a los 75 hay un retiro obligatorio por ley. Y es que -frente al desbarre, el atropello, la indelicadeza y las violaciones en perjuicio de la magistrada Germán- solo su ratificación pudiera significar algo de reparo, y evitar que el órgano evaluador -y el sector político oficial que lo controla- queden muy mal parados ante los ojos del país. No ha habido el valor ni la nobleza de una disculpa pública a la magistrada agraviada, sino que se ha pretendido hacer alguna aclaración que lo que ha conseguido es echarle más limón y sal a la herida, al reafirmarse que el teléfono y los pasos de la jueza de la Suprema Corte eran espiados por agencias dependiente del Ejecutivo, lo que implica la incursión de un poder en el terreno del otro. Si eso no es violación constitucional y una provocación innecesaria, que se busque otro nombre, pero de que lo es no hay dudas (¿).

El revuelo tras el traspié del Procurador en el Consejo de la Magistratura con la jueza Miriam Germán -allí el honor, la legalidad y la dignidad de la justicia los levantó la diputada Josefa Castillo, del PRM- ha merecido la atención de más de 29 millones de personas, a partir de la última medición que hiciera Pavel De Camps. Ojalá que el “tropezón” dado por el Consejo de la Magistratura -de eso se trata- sirva para que en lo adelante se haga una evaluación sin sesgos y sin celadas, y se escoja a la mejor Suprema.

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