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PUNTO DE MIRA

Desliz ventrílocuo contra Miriam Germán

En la reunión del Consejo de la Magistratura actuó como vocero del ventrílocuo, que en voz propia dice que no quiere chismes, pero los promueve.

La augusta reunión se vio des lucida por la tropelía contra una dama, jueza de largos años, madre abnegada, amiga fiel contra quien se usa el anónimo cobarde como lanza artera intentado su descrédito.

(Debo aclarar que augusta es quien merece respeto, pero también es bufona compañera del payaso).

Miriam Germán Brito fue espiada como si ella fuera un delincuente.

Se amasó en su contra la calumnia, pero el rechazo popular ha sido más grande que la ofensa.

Jean Alain cometió violencia de género al acusar al hijo de la magistrada, que está en una vida de condición especial, de ser un vago. El Procurador abusó doblemente de su cargo.

En cualquier país menos civilizado ya hubiera renunciado o habrían destituido a este funcionario que usa el espionaje trujillista para desacreditar.

Jean Alain violó las normas del Consejo de la Magistratura al valerse de supuestas cartas anónimas para acusar y dar validez a la calumnia, al chisme. Estas violaciones lo hacen inaceptable en el organismo, pero sigue ahí.

La vicepresidenta de la República, la exvicepresidenta, juezas, abogadas, mujeres de todos los rangos y condiciones apoyan a Miriam Germán Brito. Indignados los hombres del país respaldamos a esa ilustre magistrada.

Es que la ira, el rencor o el despecho no pueden estar en el poder.

Tampoco cobrarlos de soslayo en otras personas. Jean Alain hace el papel de resaca, encarna el retroceso de la ola y también el ser despreciable.

Este cobarde, malévolo y alevoso atropello contra Miriam Germán Brito el pueblo lo asume como propio.

Nuestro país rechaza la práctica de prevalerse del poder para acusar. Si la voz popular tiene validez, ella es la presidenta de la Suprema Corte de Justicia por valores propios. Sin que haya que ejercer ningún protocolo burocrático el pueblo la eligió para la alta posición.

Los dos méritos que avalan a Miriam Germán Brito son la seriedad y casi medio siglo de servicio en los tribunales.

Ni siquiera la destitución de Jean Alain me convence de que no fuera él una voz prestada.

Contra ellos se alza una voz que enloquece: ¡Miriam Germán Brito, Miriam Germán Brito, Miriam Germán Brito, Miriam Germán Brito, Miriam Germán Brito, Miriam..!

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