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PUNTO DE MIRA

Dominicanos reclaman respeten la Constitución

Las encuestas recogen el gran sentimiento de respeto que tienen los dominicanos por la Constitución. Debemos felicitarnos porque la madre de las leyes trasciende la intelectualidad y todos los estratos sociales, edades y sexos reclaman que se la respete. Más del 70 por ciento de nosotros opinamos que no la deben modificar, que no debemos tolerar que vuelvan a modificar nuestra ley fundamental.

Esa es una gran revelación. Los dominicanos hemos logrado un gran avance. Hay que cortar ya con esa práctica recurrente de querer hacer de la Constitución un traje a la medida del grupo político en turno. Las recientes encuestas de opinión muestran que cuando a los ciudadanos les preguntan sobre la posible reelección de Danilo Medina la negativa es tajante. Ya basta de hacerle trampas al país. Es necesario cortar con la odiosa práctica de comprar votos, de usar el dinero del pueblo comprando congresistas para modificar nuestra Constitución y buscar la reelección.

La oposición a la reelección es un sentimiento nacional.

No importa que Monchi Fadul, Ramón Peralta y otros funcionarios intenten imponer al país su régimen de privilegios, ya la decisión está tomada y seguirá creciendo el rechazo a la reelección.

Peralta y Fadul están en la primera fila de los muñecos del ventrículo quien no cesa en su trapisonda. El irrespeto a la ley fundamental es una vergüenza. No quieren aceptar que la Constitución consagra la voluntad ciudadana y su cumplimiento es garantía de la paz pública.

Una constitución es un acuerdo social, un pacto mediante el cual los ciudadanos tienen un marco de derechos y deberes. El primer deber de un ciudadano es cumplir con la ley. Sobre todo, el primer ciudadano de una nación. Los representantes de la autoridad deben ejemplo a seguir y no avergonzarnos con su actuar. La Constitución es fuente de toda ley, reglamento o norma. Lo que vaya en contra de los derechos y deberes que consagra es nulo de pleno derecho. Es más, el intento de cometer un delito es un delito. Modificar la Constitución dominicana mediante el soborno, el fraude, el engaño es un delito.

Reformar la Constitución para beneficio propio es como desviar el curso de un río para que moje una finca privada. El Estado no es propiedad de ningún grupito, aunque dispongan de los recursos del erario. Los dominicanos reclamamos respeto a la Constitución. Tenemos un país constitucionalista.

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