La homilética

Encontré en el internet un concepto bastante preciso sobre la Homilética, que por cierto no es de factura católica. La considera como el “arte y ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios”, destacando que a través del estudio de sermones ejemplares se pueden decir las cosas de un modo claro y concreto.

José Aldazábal en su vocabulario básico de liturgia nos dice que la homilía es uno de los elementos más antiguos de la Palabra. De esta manera, la homilía se produce en el ámbito de una conversación familiar, de una “exhortación fraternal, clara, adaptada a la comprensión de los oyentes en torno a la palabra que se ha escuchado y que debe exponer los misterios de la fe y las normas de vida cristiana a partir del texto sagrado”.

El papa emérito Benedicto XVI en dos exhortaciones apostólicas Verbum Domini sobre La Palabra de Dios en la Vida y en la Misión de la Iglesia y Sacramentum Caritatis sobre la Eucaristía Fuente y Culmen de la Vida y de la Misión de la Iglesia, nos da ideas precisas en cuanto a la homilía.

En estas exhortaciones apostólicas destaca Benedicto XVI “evitar homilías genéricas y abstractas, que oculten la sencillez de la Palabra de Dios, así como inútiles divagaciones que corren el riesgo de atraer la atención más sobre el predicador que sobre el corazón del mensaje evangélico”.

Por otra parte la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 29 de junio de 2014, aprobó el Directorio Homilético, que “intenta asimilar las valoraciones de los últimos cincuenta años en ese ámbito, revisarlas críticamente, ayudar a los homiletas a apreciar la función de la homilía y ofrecerles una guía para el cumplimiento de una misión tan esencial en la vida de la Iglesia”.

El tema pretendo continuarlo dada la importancia que tiene para el Pueblo de Dios.