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ORLANDO DICE

Leonel, Danilo y la campaña de detractación

UNO: PELEA ENTRE SOMBRAS.- Los peledeístas de este tiempo de Leonel Fernández y Danilo Medina son admirables en su afán de pelea fingida, como si ese luchar se les fuera la vida o la única manera de lograr ganancia política. Anda cada bando con un vaso de agua y un agitador y en su momento provocan tormentas perfectas. La facción de Fernández denunció una campaña de detractación y acusó a gente enquistada en el gobierno, una manera de atribuir la bellaquería a los parciales de Medina. En eso apareció Quirino Paulino Castillo y su reiterado reclamo de pago. Sucedió al mismo tiempo un cambio de personaje. El malo dejó de ser JJ. Rendón y en estos días Claudio de los Santos. Dicen que dijeron y ahora De los Santos reta a que se demuestre públicamente su junta con Paulino Castillo, quien ya no vive en el sur lejano, sino en el medio sur. El caso es que JJ. Rendón, Quirino Paulino Castillo y Claudio de los Santos no pertenecen al PLD, y no debieran, por tanto, ser la leña que alimenta el fuego de sus discrepancias. Mencionan por igual a Víctor Gómez Casanova, pero tampoco peledeísta, sino perredeísta, y dicen que su barco tiene bandera propia.

DOS: EXIGENCIA DE PROCLAMACION.- Digo yo privando en loco que las discrepancias se adelantan a los acontecimientos y un juego de tronos en que nadie reina real o totalmente. Por ejemplo. La lucha se agudiza y llega a la desconsideración por el asunto de la candidatura. Pero verdaderamente no hay razón de por medio, pues el PLD no tiene boleta conformada y según los plazos esa cuestión será dilucidada en octubre. Nadie puede decir que Danilo Medina usando el poder o sus recursos despojó a Leonel Fernández un derecho que todavía no tiene. ¿Por qué no se le concede al mandatario la oportunidad de decir lo suyo, si fuera de lugar y decisivo? La Constitución deben enseñársela o restregársela cuando confiese un propósito que se le atribuye o adivina. El de reelegirse. Pelear antes de marzo no tiene sentido, y mucho más si se está en campaña abierta y sin esperar a junio. La desconfianza es válida, pero no suficiente para condenar. No se conoce un desafuero de Medina ni un improperio de Fernández, y ellos son los manes. ¿A qué permitir que sean los menores que produzcan situaciones que los adultos deberán solventar? Fernández debiera decir lo que quiere, ya que su aspiración no es secreta, y su ambición más que evidente: La proclamación de su candidatura sin tener que pasar por proceso de competencia y medirse con subordinados.

TRES: CARABINAS VACÍAS DE LADO Y LADO.- Sigo como loco y pienso que igual puede decirse de la reelección. Hasta ahora van tirando con carabina vacía los que están a favor y los que están en contra. No puede tomarse como indicio el deseo de un diputado que da cuenta de que los votos de la reforma constitucional se tienen. O la denuncia de otro diputado de que están comprando voluntades, que nunca conciencia, pues la conciencia no se vende. El hecho principal no se produce, y del hecho principal dependerá que se compre o que se venda. Me refiero a la convocatoria de la Asamblea Revisora. No puede cambiarse la Carta Sustantiva de la nación, ni eliminarse el Vigésimo, sin reunirse las dos cámaras legislativas en constituyente. Incluso podría producirse la cita y no significar modificación de la Carta Magna a menos que se declare en el texto. Así que mientras estas situaciones no se den, todo lo que se rumora, habla y denuncia es un juego perverso. Además de manipulación artera. Leonel Fernández quiere pasar y ser candidato del PLD valiéndose de una nebulosa. El designio de Danilo Medina de violar la Constitución e imponerse a la fuerza. Sea que lo haga con dinero u otros medios de persuasión. La vez pasada, ya nadie recuerda, hubo negocio político. Se cambió reelección por reelección, y felices los cuatro. Esa delicia todavía alienta a legisladores que tampoco dan la cara.

CUATRO: CUANDO LAS PRIMARIAS SÍ.- Hablo como loco del adelanto de discrepancias teniendo en cuenta una experiencia reciente. La de las primarias. Leonel Fernández y Danilo Medina vienen luchando por el poder desde hace varios años. Si se le pusiera fecha podría ser 2008, cuando Fernández decidió seguir a caballo sin atender el derecho de prelación de su armador Medina. Sin embargo, entonces no se discutió de primarias, que si abiertas que cerradas. Al ponerse el proyecto de Ley de Partidos sobre el tapete, cada cual mostró su carta. Uno que abiertas y otro que cerradas. En ese punto no hubo forcejeo previo, sino que las discrepancias se dieron justo en el momento en que se vivía el debate. Hubo crispación dentro del partido y fuera se consideró el fin del mundo. Sin embargo, el PLD tuvo sábana suficiente para arroparse entero y que ninguno de los bandos pasara frío. La institucionalidad del partido salió bien librada, pues incluso el bando que se suponía derrotado, reivindicó ganancia de causa. Entonces, un partido con tantos bajaderos, puede permitirse abrevaderos suficientes para que todos beban agua limpia. No hay por tanto que apresurarse o golpearse con el cubo, ya que al final -en río largo y ancho- todos podrán saciar su sed.

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