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ORLANDO DICE

Quirino Paulino y la farándula política

UNO: SHOW BARATO Y MALO.- Los voceros oficiales u oficiosos de Leonel Fernández pierden la memoria muy pronto. Andan enmendando la plana a los medios digitales que se atrevieron a reproducir el video de Quirino Castillo, alegando que el sujeto es un capo. Olvidan que ellos crearon las condiciones cuando denunciaron el domingo pasado una trama para desacreditar al expresidente. La gente y la prensa se mantuvieron en expectativas, pues se atribuyó la campaña a un reconocido publicista venezolano -o internacional- famoso por sus trabajos tenebrosos. La montaña, sin embargo, parió un ratón. Lo que se dio a conocer el martes fue una especie de Otra Vez con Yaqui: una corta comparecencia del tristemente célebre Quirino, quien habló de manera fluida y sin editar, destilando su antiguo veneno. Si salen con esa obra en un teatro, de seguro el público hubiera rechiflado y pedido la devolución del dinero que pagó de entrada. El show no valió lo que se pensó después de la rueda de prensa del fin de semana. Faltó actuación o efectos especiales. Segundas partes nunca fueron buenas, se dice de viejo, y Quirino no podía repetir taquilla y menos provocar expectación política.

DOS: SE HABL” DE JOAO Y NO DE JJ.- En la rueda de prensa se habló de J.J. Rendón y se mencionó de paso su vinculación con el Chapo Guzmán. Horror de horrores. Como Rendón salió a relucir en el juicio al reconocido capo mexicano, como la persona que habría llevado cien millones de dólares a Enrique Peña Nieto, el anterior presidente, se pensó que su carga de caballería no dejaría indio vivo. Rendón negó lo que hasta que no se comprobara era una especie. No obstante, se siguió esperando que algo grande sucediera y que Leonel Fernández fuera sacado de campaña con una imputación grave. Nadita de nada. Reapareció Quirino, y de qué manera. Insistió en que le paguen su dinero. Dijo no conocer a Joao Santana, y al parecer no le preguntaron por J.J. Rendón. Aunque debe importar que repartió palmas. A Salvador Holguín y a Hipólito Mejía. Lo de Mejía fue lo más sorprendente, pues Quirino reveló que este le había visitado y que lo iba a apoyar en su campaña, colocando sus afiches en guaguas de su propiedad que cubren rutas en el sur. Mejía no negó la visita ni rechazó el apoyo. Dijo que fue a averiguar de los aportes que el capo había hecho a Funglode, y que de paso se enteró de otras cosas que serán municiones que usará en su momento. Fernández y compartes no deben atender tanto el cartón de Quirino, sino el de Mejía.

TRES: CON HIP”LITO ES QUE VA LA COSA.- Leonel Fernández y su gente deben atender el cartón de Hipólito Mejía, pues más que evidente que Quirino Castillo está tranquilo en su fundo y allá van los políticos a ponerlo en cuestión. Ahora se sabe de Mejía, pero antes se había publicado que un partido iba a postular a un hijo o familiar suyos. Los leprosos en la antigüedad eran apartados de la sociedad o se les hacía cargar una campanilla que debían tocar cuando se acercaban otras personas. Quirino se apartó él solo, ninguna medida de coerción lo obliga a mantenerse alejado como en una prisión. Sin embargo, allá van a buscarlo, y no solo por los datos que guarda, o para provocar o avivar su encono contra Fernández, sino para aprovechar su ascendiente político en la región. El fenómeno es digno de estudio, pues al parecer con él ni rubor ni pudor. E incluso, y es lo más sorprendente, conserva su potencia de arma de destrucción masiva. Veo personajes desgarrándose las vestiduras, y actuando con disimulo e hipocresía, cuando en verdad toda la expectación que se crea alrededor del capo se debe al revuelo cómplice de quienes no desaprovechan oportunidad. Los que descalifican a Quirino alimentan la sensación, y lo hacen a posta, queriendo que el daño a Fernández sea mayor.

CUATRO: A QUIRINO SÍ LO DEJAN.- Solo que Quirino Castillo quiera, para que los programas de la capital los tengan todos los días y a cada hora, con el consabido pretexto de aumentar rating. De tiempo en tiempo surgen figuras con ínfulas políticas, los atrapa la farándula y los vuelve bagazos. Inútiles para siempre. ¿Qué harán Leonel Fernández y sus estrategas, guardarse como la otra vez o enfrentar al monstruo? Hasta ahora creen que disparando a la sombra, que entienden es del gobierno, anulan el efecto y aumentan sus simpatías en la población. Depende, y no de la circunstancia, ni del elemento moral, pues la solidaridad fementida es peor que el ataque. Pagar los doscientos millones de pesos no resolvería el problema, y tampoco llevarlo a los tribunales, pues de los tribunales, y norteamericanos, salió con méritos, ya que hubo que entregarle sus propiedades. Los novatos de la política creen que con acusar al gobierno se producirá un repliegue instantáneo. Por ejemplo, se amenaza con decir quién trajo y protege a Quirino en el país. ¿Y todavía eso no se sabe o es tan grave? Ahí está la razón. Deben averiguar también quién lo soltó y dejó venir, pues se entendía, o por lo menos aquí se dijo, que era parte de uno de esos programas de ocultamiento de testigos propios de la justicia norteamericana. La fábula todavía busca su moraleja...

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