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ORLANDO DICE

El problema de Danilo es que habló

UNO: EL PROBLEMA ERA, EL PROBLEMA ES.- El problema de Danilo Medina era que no hablaba; el problema de Danilo Medina ahora es que habló. Como no es muy dado a los micrófonos, le exigen continuamente que comparezca a los medios, como hacen los demás políticos. E incluso funcionarios. Lo interesante es que la solicitud no la hacen los reporteros que cubren el Palacio Nacional, sino el presidente de la Asociación Dominicana de Diarios, y ocasionalmente uno que otro dirigente de oposición. Aunque más por necedad o incordiar que por vivo interés. La verdad es que la política impone a quienes la ejercen, y mucho más a los que ocupan el poder, que conversen con la prensa, que reaccionen a los acontecimientos que afectan la vida de la nación. Una especie de magisterio desde las alturas del poder. Costumbre de éxito por demás si tiene dominio de la palabra y buena comunicación con sus gobernados. Franklin Delano Roosevelt gobernó por varios períodos a Estados Unidos y su especial acercamiento con la población eran unas Charlas junto a la Chimenea. Juan Bosch para poner otro ejemplo consolidó su liderazgo enseñando democracia a través de la radio, y José Francisco Peña Gómez se hizo figura política de importancia hablando en el programa oficial del PRD. Tribuna Democrática fue su instrumento.

DOS: ANTES QUE HABLAR, TRABAJAR.- El presidente Danilo Medina se ha defendido o lo han defendido diciendo que antes que hablar prefiere trabajar, pero sucede que parte de su trabajo es hablar con la nación cuyo destino dirige. En otras ocasiones el mandatario o sus cercanos han dicho que no debe hablar porque entonces malinterpretan sus palabras. Y la verdad que de eso se trata el reclamo, la demanda. Que sea parte del debate nacional. Su pensamiento es clave y conviene saber qué tiene en la cabeza o por qué hace esto y no lo otro. Si habló como candidato, y lo hizo abundantemente, o si fue a los medios con frecuencia durante la campaña electoral, no tiene sentido ni razón válida de que no lo haga como jefe de Estado. No obstante, el Presidente habla o se deja llegar de los periodistas o comunicadores cuando quiere o considera le favorece. La entrevista con Jatnna Tavárez. No es verdad que compareció a ese espacio de televisión porque era una promesa y quería cumplirla. Como político una vez en campaña o ahora como político de gobierno debe tener infinidad de promesas que no cumple. ¿Por qué quiso estar ‘Con Jatnna’? Sencillo: Provocar inquietud, crear suspenso alrededor de la reelección, un tema que sabía no se quedaría fuera del cuestionario y con el que era oportuno intrigar. Y lo logró. Tiene a la nación expectante y esperando marzo.

TRES: MARZO ES UNA PRUEBA.- La políticamente agónica espera de que hable en marzo, es la mejor demostración de lo importante de hablar. La política dominicana no gira alrededor de la intensa campaña de posicionamiento de Leonel Fernández ni de las múltiples y posibles opciones de oposición. La política dominicana se mantiene con el credo en la boca y de su definición en marzo dependerá lo demás. Aunque vayan de aquí para allá o de allá vuelvan aquí, e igual digan esto o lo otro, lo fundamental se reserva en función de lo que Danilo Medina diga en marzo. Lo mismo si va, que si no va. El trance está ahí, y nadie puede negarlo. No debiera existir dicha expectación, tampoco alimentarse expectativas, pues se supone que la Constitución de la República es clara y que además el Vigésimo fue parte de un acuerdo intrapartidario. Compromiso con la República, obligación con el PLD. Sin embargo, ninguna de las dos situaciones vale. Ni para la República, ni para el PLD, ni para el propio presidente Medina. Entonces si no es contubernio, es complicidad, pues la reelección no debió haber figurado en la agenda nacional. Ni del gobierno, ni de la oposición. La Constitución por tanto no es valladar suficiente, y como pudo haber escrito Nicolás Maquiavelo, las condiciones del entendimiento interno desaparecieron.

CUATRO: CONDICIONES Y NO RAZONES.- La política no se rige por razones, sino por condiciones. El acuerdo de quince puntos devenido en catorce del comité Político fue la razón que permitió que la reelección pasara la prueba del 2015 y se crearan las condiciones para cambiar reelección por reelecciones. Incluso el discurso posterior era de blindar la Carta Magna y evitar un Trujillo en el siglo XXI. Lo que no dijo entonces ni dice ahora el acuerdo es que la candidatura del 2020 corresponde a Leonel Fernández, que es lo que los seguidores del expresidente asumen. Que la reelección no fuera conveniente en un tercer período no significaba ni podía significar que otro de los manes del partido pudiera postularse para un cuarto mandato. Subversión por partida doble, interpretación perversa de lado y lado. Lo que se imponía y debe imponerse era el relevo como hecho natural y lógico. Que Danilo Medina se quedara en dos de corrido y Leonel Fernández igual en dos de seguido, y el primero, el de 1996, fuera obra y beneficio del PLD, como partido, pues ese entonces ninguno era líder con la importancia de estos días. A Danilo Medina se le hace difícil hablar, y no solo en estos días, ya que la oratoria no es uno de sus dones, pero también debería hacérsele difícil a Leonel Fernández, si recordara o se le recordara los largos turnos al bate de Buenaventura Báez, Ulises Hereaux, Rafael Trujillo y Joaquín Balaguer. Si dictadura sería con tres, sin dar muchas vueltas, también, o más, con cuatro.

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