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Regocijo económico

Es ostensible el júbilo, no solo en las autoridades sino en el público consciente y los agentes económicos porque la Economía ha tocado el 7.0% del crecimiento del PIB, líder de América Latina Caribe y de la economía global, con la sintomatología propia de un modelo que crece por las buenas razones de un manejo adecuado para que la inversión extranjera fluya, por el comportamiento mismo de la economía mundial (principalmente USA) que son aliados fundamentales para fortalecer nuestras exportaciones, el turismo, las remesas, zonas francas, precio del petróleoÖ es decir, un sector externo que ha sido el broche insustituible para una clausura del año 2018 con mayúsculas. Sin jactancia el Banco Central podría decir con una dosis mínima de realismo que estamos viviendo en una buena economía en la mejor Republica Dominicana posible.

Con un índice de inflación en torno a 1.3%; reservas internacionales de US$ 7,173.4 millones, y una entrada de divisas que cerraría US$ 30 mil millones, es un robusto desempeño en momentos en que muchos países cercanos y lejanos están sumidos en el sopor de la desmoralización. Cada vez las cifras del IMAE (Índice Mensual de Actividad Económica) van confirmando los grandes cambios positivos en los incrementos anualizados como por ejemplo se destaca el 6.8% y 7.2%, en octubre y noviembre respectivamente, esperándose una variación interanual de 7.1% en diciembre. Entonces, a un lado de la balanza tenemos estos índices tan contundentes de la actividad económica. Al otro, en el de los beneficiados están la generación de empleos en los últimos seis años de 770,000 ocupados; incrementos de préstamos al sector privado, comportamiento de la tasa de cambio con una depreciación de -3.8% solo superado por Perú, Honduras y México. Sin embargo, así aparecen voces del abajismo rabioso que no creen en estas cifras. Incluso se mofan de los funcionarios de los organismos internacionales avalistas de estos resultados y tildan estos impulsos de simples “remedios económicos” y de mercadotecnia económica que de verdaderas políticas. Pero resulta que quienes sí creen son patronos de muchos de estos críticos sempiternos que sí perciben como las consecuencias de esas mejorías palian el desempleo y, por ende, la pobreza. Desde luego, no pueden evitar que existan grandes núcleos de desempleados y de pobres. Por esa situación el gobernador Valdez Albizu aboga por una mejoría en los salarios y pensiones que están realmente jibarizados.

Por ejemplo, en países más desarrollados como Rusia, donde hay 20 millones de habitantes que viven por debajo del umbral de la pobreza, además de 13 millones en extrema pobreza; España, 12.9 millones en riesgo de pobreza y 2.9 millones en pobreza severa; Estados Unidos, el más rico del mundo, 40 millones son pobres, un 13% de su población, y China que tiene más de 25 años de crecimiento continuo todavía tiene 600 millones de pobres. ¿De China, Rusia y España, no hay muchísimos que quieren emigrar?

El 2018 ha sido un año económico para recordar y no para olvidar en la Republica Dominicana. ¡La economía y la política no pueden separarse, y el país espera con sentimientos halagüeños un año 2019 por el optimismo de apreciar los beneficios del crecimiento --- y un barril de petróleo a la baja continua, casi sin piso! --- no quedan dudas que resulta ridículo seguir asustando la audiencia electoral con expresiones catastrofistas.

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