Reflexiones para comenzar

Decía Gregorio Marañón que “vivir es saber gozar y sufrir”. Es decir, que la vida es un festival de tristezas y alegrías. Un trayecto con paisajes y páramos. Un depósito de recuerdos buenos y malos.

Se trata, según esa reflexión, de vivir entre silencios y jolgorios. Pues la vida es, simplemente, un soplo de instantes.

Así vamos, escribiendo historias distintas en la memoria de los días. No obstante, la vida hay que vivirla con decencia. Vivirla sin dañar, sin deshonrar. Vivirla con honores intentando alcanzar la gloria.

Ya lo dijo Abraham Lincoln: al final lo que importa no son los años, sino la vida de los años. Se refiere a los atributos de esa buena fama con que vivamos. Aun desde la pobreza más abyecta o desde la opulencia más alta, es preciso vivir con decoro.

La riqueza no es una fortuna que se mide con números, sino con honores. Vivamos con la frente en el cielo y soñando.

Invito a los que me honran leyéndome a rehabilitar sus proyectos, a desempolvar los sueños y darle rienda suelta a la esperanza. Para poder crecer es preciso abonar los senderos del optimismo y tener fe.

La oportunidad de empezar es ahora. Empecemos tratando de llegar lo mas lejos posible. “Si tienes por objetivo las estrellas, puede ser que no las alcances, pero conseguirás al menos llegar a la luna”, dijo el maestro Leo Bournett en sus peroratas motivacionales a su equipo de trabajo. Es decir, siempre te quedarás en lo más alto cuando tu aspiración es llegar a lo infinito.

Recuerda que soñar es el galardón que distingue y hace grande a los seres humanos. Además, soñar es la actividad estética más antigua y útil, señaló Borges.