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EL DEDO EN EL GATILLO

Una carta de Cuba

Entre un grupo de selectos amigos, colaboradores y personalidades de la cultura que se tomaron la molestia de plasmar sus felicitaciones hacia mi persona en el correo electrónico encontré, para mi sorpresa, una carta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba firmada por su presidente, el poeta Alex Pausides, cuyos primeros párrafos copio a continuación:

“Asociación de Escritores de la UNEAC

27 de Diciembre de 2018 “Año 60 de la Revolución”.

“Estimados escritores y escritoras que integran la Asociación de Escritores:

“El año culmina y no queremos que cierre sin que les llegue el saludo más cordial y la expresión de gratitud por estos años de trabajo en común, por el enaltecimiento de las letras cubanas y la proyección pública de sus autores.

“Que las realizaciones del año que finaliza se proyecten hacia el porvenir. Y que el año 2019 sea un coto aun más alto en el desarrollo vigoroso de la literatura nacional.

“Nuestra Asociación se honra de tener en sus filas a los más prominentes escritores del país”.

En el orden personal, le agradezco a Pausides sus parabienes. El haberse tomado la molestia de incluir mi email entre el selectísimo grupo de escritores cubanos (algunos residimos en el exterior) a quien va dirigido, hablan de sus buenos augurios y su esmerada educación.

Sin embargo, como profesional de las letras y la palabra escrita, tengo mis dudas. No sé si Pausides conoce las humillaciones, vejámenes morales y agravios que sufrí en el organismo desde el cual me escribe. No solo en mi caso personal, sino en el de toda mi familia, la cual fue destruida mientras la UNEAC se cruzaba de brazos. Todavía hoy, las pocas veces que mi nombre sale impreso en los periódicos y revistas de esa institución es para ser minimizado y ofendido como escritor y como persona.

No sé si Pausides sabe que juré no entrar jamás a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba mientras permanezcan en el poder las personas que me hicieron y me hacen tanto daño.

Son casi treinta años de ausencia, estimado Alex, y he tenido que empezar de cero.

Nunca fui un conspirador, ni atenté contra la vida de nadie, ni formé escándalos, ni reclamé en las oficinas del Gobierno el trato que creí merecer.

Por suerte encontré una segunda patria en la República Dominicana, lo más cerca de Cuba posible. Aquí están hoy mis mejores amigos, quienes no solo me cobijaron sino que me reconocen y me respetan.

Debo escribir estas reflexiones porque tarde o temprano, de una forma u otra, se sabrá que del Presidente de la Sección de Literatura de la UNEAC recibí un mensaje de felicitación en el advenimiento del año 2019. Y lo repito: en el orden personal lo aprecio porque viene firmado por alguien a quien respeto. Pero en el orden profesional, dudo mucho que lo haga.

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