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Los pactos migratorios

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LUIS VÍLCHEZ GONZÁLEZSanto Domingo

El Presidente de la República escuchó al pueblo dominicano al no firmar el Pacto Migratorio de Marrakech y el segundo acuerdo migratorio mundial. Estos pactos globales sobre migración de haberse firmado habrían perjudicado al país al aplicarse ya sea de forma directa o indirecta, aun cuando en el sentido estricto no sean un tratado o convenio ni tengan efectos vinculantes para los órganos que gobiernan el Estado dominicano. Se trata pues de unas declaraciones de principios generales y de carácter fundamentales e internacionales que en el fondo dejarían sin efecto la sentencia No.168-13, de fecha 23 de septiembre del 2013, dictada por el Tribunal Constitucional; decisión de fuerza constitucional que puso orden en el país en el aspecto migratorio, dejando claro que cada país es soberano para determinar quiénes son sus nacionales y quienes son extranjeros irregulares o ilegales. Estos precedentes de nuestro Tribunal Constitucional, hasta la fecha no han sido comprendidos por los representantes locales de las Naciones Unidas (ONU), quedando en evidencia cuando dichos representantes desconocen o quieren ignorar que de haberse firmado dichos pactos internacionales, cualquier disposición o ley sobre migración que se encuentre vigente en el país, podrá y será interpretada por los Organismos Internacionales a favor de los inmigrantes ilegales o irregulares que se encuentren en nuestro territorio.

De cualquier manera la firma de estos pactos, por vía de consecuencia admitiría que sus disposiciones son una fuente primordial de derecho internacional y por lo tanto, quedaría implícitamente modificada la Ley General de Migración No.285-04. Inclusive, este pacto, aún sin su ratificación ante nuestro Congreso, convertiría en beneficiados, a todos los inmigrantes ilegales o irregulares, del principio internacional de favorabilidad, prevaleciendo aquellas normas que le sean más favorables a los inmigrantes ilegales o irregulares. En consecuencia, las simples firmas de dichos pactos podrían conllevar aplicar todas las recomendaciones contenidas en los mismos, por tener concordancias o relaciones con los convenios y tratados internacionales de respeto a los derechos humanos de las personas sin importar su nacionalidad, ratificados por la República Dominicana. En este contexto, los grupos internacionales que velan por los inmigrantes ilegales haitianos y el Consejero de la ONU deberán tomar en cuenta, antes de imponer estos pactos mundiales que resultan inadmisibles, que Haití es el pueblo más pobre, sobrepoblado y atrasado de América, incapaz de salir por sí solo de la crisis económica, política, social y migratoria que vive, en gran parte debido a las malas decisiones tomadas por la ONU y demás países que por más de quince años tuvieron intervenido al país vecino, dejando en el 2018 a Haití en peores condiciones que aquellas en la que lo encontraron ni siquiera han cumplido con la ayuda ofrecida por la ONU para su reconstrucción con motivo de los graves daños causados por el terremoto del 12 de enero del 2010, uno de los más devastadores de la humanidad. De este modo, el pueblo dominicano no puede permitir que a través de pactos migratorios globales tenga el país que resolver el problema que representa la inmigración masiva e irregular de haitianos en nuestro territorio. Pues la inmigración no puede imponerse como un asunto mundial, sino que la misma debe depender de la decisión soberana de cada país, de acuerdo a su realidad social, económica, financiera y política. Es por esto que el hecho de que países como Chile, Estados Unidos, Australia, Israel, Polonia, entre otros, anunciaran que no firmaron el pacto de MARRAKECH, debe ser una señal para que en nuestro país ni siquiera tengamos la duda sobre cualquier otro acuerdo mundial de la misma naturaleza.

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