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EN LA RUTA

Otro tanto

A solo días de rechazar, por considerarlo lesivo a las leyes y al interés nacional, la firma del Pacto Mundial para la Migración propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), República Dominicana hizo lo propio con el Global de los Refugiados, rubricado ayer en la septuagésima tercera asamblea general del organismo multinacional. Abstenciones que han merecido el aplauso colectivo, ya que tanto uno como el otro eran acuerdos, que de haber sido firmados, hubiesen puesto al país en una difícil situación desde el punto de vista migratorio, económico y social.

Y es que por más buena intención que se tenga, y que no se discute, pretender pasar una tabla rasa o establecer una regla general desconociendo las realidades particulares de las diferentes naciones, constituye un absurdo por demás inaplicable.

De ahí la importancia de lo decidido por el gobierno, cuando, y en atención a razones de seguridad y sostenibilidad nacional, expone en Nueva York un tenor muy parecido a lo externado el pasado día 10 en la firma del acuerdo de las migraciones llevado a cabo en Marruecos.

El Derecho Internacional Público establece definiciones diferentes tanto para el refugiado como para el migrante, pero lo cierto es que dada nuestra condición isleña y ser fronterizos con un estado en desventaja, al final los términos y condiciones de dichos acuerdos significaban prácticamente lo mismo y sus resultados nos iban a ser dañinamente inmanejables.

De forma magistral, y al margen del fondo, el “one-two” del presidente Danilo Medina y el canciller Miguel Vargas, cubre también las formas jurídicas al explicar que no somos parte de la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 ni de para Reducir los Casos de Apatridia de 1961, que son los instrumentos fundamentales del pacto. Los hechos están ahí y hablan por sí solos. A nuestro país nadie le puede dar lecciones de humanidad, hospitalidad ni de solidaridad y desde el 2010 tenemos una oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR), apéndice de la ONU, solo que por encima de todo, y como tiene que de ser, primero está el interés, la protección, y la conveniencia nacional. El gobierno se anota otro tanto y la nación lo celebra.

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