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Leonel en lucha

La puesta en escena de las actividades políticas del líder peledeísta tienen una coordinación logística de diseño y planificación que resultan vistosos, masivos, organizados, con discursos de contenido, inclusivos, partidarios,... con el oportuno y claro concepto que requiere la propaganda política en estos tiempos: democracia de imagen.

Cuando estamos en tiempos más dados a los resultados de las encuestas o a los resultados electorales por venir, que a la reflexión para mejorar nuestro destino como nación, propio de los que no conceptualizan como ha señalado Fernández, él sigue mostrando mejor criterio que sus opositores que están atados a la mercadotecnia política y a detractar a su persona, mientras él enfatiza en la política económica; en el desarrollo y el fortalecimiento de la confianza; proyecta el progreso hasta 2044 (pocos documentos políticos de esa índole puede exhibir el archivo político nacional, tan serio, edificante y razonado), con una inversión pública en capital tecnológico y humano y en infraestructuras como han ejecutado los gobiernos de Leonel y Danilo Medina. Han predicado con el ejemplo en esa dirección. Constatando las firmas avalistas de su aceptación a la nominación; además, visitas y escuchas por diferentes zonas del país, deja claro que el PLD quiere que se hagan estos encuentros o debates públicos entre los aspirantes. Leonel lo entiende así, y los promueve porque la política es para debatir, exponer ideas y propuestas para mejorar a la gente. Son fórmulas de organización política que dibujan un nuevo marco del proselitismo, una nueva forma de trastocar viejas estructuras políticas para dar cabida al diseño y ejecución de las firmas, llevado a cabo por sus redes de seguidores. Un verdadero pragmatismo estratégico, pero que ha despertado a toda una amalgama de adversarios, unidos en un audaz compadreo entre el grupito de comunicadores, periodistas y medios digitales, y gente que ha maniobrado para adherirse al Gobierno y apuntalar su antileonelismo, sí, pero cada cual con su voz y sus intereses propios. Todas las noticias y retórica intimidante corren de boca en boca y ahora quieren hacerlas correr por Internet como la pólvora, y es que el rumor y la mentira solo tienen ese objetivo. Sin embargo, la contundencia de estas manifestaciones ha liquidado la resistencia interna, a menos que el presidente Medina le brinde un apoyo directo, que de hacerlo, haría el riesgo grande; es arrojar combustible electoral contra el PLD, y parecería un disparate histórico que por la obsesión u obcecación y la terquedad fría y casi maníaca de algunos colaboradores, él se deje arrastrar a un conflicto interno que barrería con la credibilidad de su gestión. ¿Para qué utilizar ese trámite excepcional -sin posibilidad de éxito- por tratar de modificar una realidad que remitiría al gobernante a los peores usos autoritarios e intervencionistas de su gobierno? Que un político tan experimentado como el Presidente promueva una imposición que afectaría el equilibrio partidario, sería, pues, una decisión escandalosa y abusiva. ¿Quién garantiza que lo que vendría sea mejor que lo que hay o hubo? Sólo con Leonel se gana, es la certeza en el Pelede. A la dirección del Estado tiene que llegar la calidad, la eficiencia y la satisfactoria orientación. Se necesita gente menos esquiva e impenetrable; hay que dejar atrás las amenazas de la ambición, los dardos de la ingratitud, que sí contribuye a una mejor gobernabilidad y organización social del Estado. Los mítines políticos no hay dudas que le han puesto músculo al pretencioso linchamiento mediático, a todo ese escándalo con una muy clara intencionalidad de aniquilamiento político contra el expresidente, que a pesar de todo ello no ha sido óbice para un rechazo, y que sigue haciendo sus cálculos electorales con todo lo ocurrido desde 1996. Este es el Leonel elevado, que consolida su proyecto sin basar sus propuestas en expectativas falsas.

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