Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

MIRANDO POR EL RETROVISOR

De Herminia a la explosión en Polyplas

Quienes nacimos y crecimos en Villas Agrícolas hemos sufrido en carne propia como ese sector de la zona norte de la capital ha sido sometido al olvido por los diferentes gobiernos que ha tenido el país luego del ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo, el 30 de mayo de 1961.

Villas Agrícolas pertenece al grupo de barrios “villa”, como Villa Juana, Villa María, Villa Mella y Villa Francisca, pero el único que lleva su nombre en plural, debido a que comenzó a poblarse con agricultores que desarrollaron pequeñas villas donde sembraban frutos menores.

El periodista, investigador y dirigente deportivo Félix García Estrella, quien ha hurgado con pasión en la historia del sector y tiene casi listo un libro con detalles interesantísimos sobre su origen, evolución y desarrollo, asegura que en Villas Agrícolas se creó la primera zona industrial del país, en la calle Aníbal de Espinosa, precisamente donde el pasado 5 de diciembre un escape de gas en la empresa Polyplas provocó una explosión que causó pánico y angustia entre sus moradores, con un saldo hasta la semana pasada de ocho muertos y cerca de un centenar de heridos, además de 65 viviendas afectadas.

Villas Agrícolas se ha ido transformando con los años y, de ser un sector en principio residencial, ha pasado a tener una importante actividad comercial e industrial que aporta empleos entre sus habitantes, pero que también dificulta la convivencia a sus vecinos.

De hecho, en un perímetro donde están instaladas importantes empresas, funcionan también cerca de diez centros educativos públicos y privados con una considerable población estudiantil, bajo riesgo permanente porque se trata de infraestructuras donde se manejan, procesan y conservan materiales altamente inflamables.

Ha sido un barrio tradicionalmente olvidado por presidentes, políticos y funcionarios, a quienes sus vecinos solo ven cada cuatro años cuando acuden al sector en busca de votos para acceder al poder, y luego se olvidan de que la demarcación existe. Sus moradores se quejan, con razón, de que al sector solo miran también cuando ocurre una tragedia como la de Polyplas o cualquier otro hecho que acapare la atención de los medios de comunicación y de la sociedad en general.

Paradójicamente, en la década de los 70 del siglo pasado Villas Agrícolas era muy frecuentado por políticos, funcionarios, empresarios, diplomáticos y extranjeros que visitaban el país para esa época. ¿La razón? El popular Night Club Herminia, ubicado en la intersección formada por la avenida Máximo Gómez y la calle Félix Evaristo Mejía. Su propietaria, Herminia Tejada, era dueña de varios centros exclusivos de diversión, incluido el que llevaba su nombre, de dos plantas, 10 salones y con unas 100 mujeres encargadas de hacer pasar un rato agradable a los parroquianos.

Herminia llegó a tener una gran influencia política, empresarial y hasta policial, tanto así que cuando fue objeto de una investigación bajo la acusación de ordenar en 1974 junto a otros jeques de la prostitución una golpiza contra dos reporteros del periódico El Nacional que escribieron reportajes para denunciar el proxenetismo en ese y otros barrios aledaños, los cargos fueron desestimados tras una investigación asignada a una comisión de alto nivel que formó el entonces jefe de la Policía, Salvador Lluberes Montás.

En Villas Agrícolas los servicios básicos –agua, luz y recogida de basura- son precarios. Con frecuencia se observan vertederos a poca distancia de centros educativos con cientos de estudiantes matriculados. La única instalación deportiva, el Club Los Pioneros, con 46 años promoviendo el deporte y la cultura en el barrio, se cae a pedazos.

El mercado “Nuevo” de la avenida de Los Mártires hace tiempo es un monumento a la insalubridad y las precariedades allí se han recrudecido a raíz del incendio que afectó su nave central en enero del 2015.

El barrio adolece de áreas verdes, centro tecnológico comunitario, talleres de capacitación donde los jóvenes puedan cursar carreras técnicas y de proyectos habitacionales que dignifiquen la vida en áreas densamente pobladas como Los Pinos, La Javilla, El Callejón de La 40 y la zona que ahora sus moradores llaman “Colombia”. Todo eso sin citar los bares y colmadones que intranquilizan a los residentes con bocinas a alto volumen hasta altas horas de la madrugada.

Y a pesar de todo ese panorama de precariedades, falta de oportunidades y olvido, Villas Agrícolas está formado en su gran mayoría por personas honorables, emprendedoras, trabajadoras y solidarias. Es un barrio que no desea estar en el foco de la atención solo cuando ocurre una tragedia como la de Polyplas o un hecho delictivo que llame la atención de la sociedad.

La tragedia en Polyplas puso al sector momentáneamente en el mapa para el Gobierno y sus funcionarios. Ojalá no lo dejen sumido otra vez en el olvido cuando el interés por las secuelas de la explosión en la empresa comience a decaer.

Y volvamos a ver esos políticos y funcionarios sólo en tiempo de elecciones o quizás si se instala en el sector otra Herminia.

Tags relacionados