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Infierno en la Torre

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Enrique E. De Marchena KalucheSanto Domingo

Este artículo no es sobre la película protagonizada por Paul Newman en 1974. Eso lo dejo al exquisito cinéfilo, Renzi Pared Pérez.

Es sobre la discusión que se ha suscitado en el sector Turismo, sobre la pertinencia o no de la construcción de torres en los destinos turísticos del país, que inició con la aprobación de 2 Torres de 15 pisos, 1 Torre de 20 pisos y 1 Torre de 8 pisos en la Marina de Cap Cana el 12 de octubre del 2007. Es cierto que Asonahores y Asoleste no reaccionaron en la ocasión. “Se le escapó el balón entre las piernas”.

“Pero como lo mucho hasta Dios lo ve”, en fecha 19 de diciembre del 2017 fueron aprobadas igualmente en Cap Cana 15 Torres de 22 pisos. Luego vino el anuncio de la megainversión proyectada por el Moon Palace Punta Cana por un monto de US$600 millones, 2 torres de 18 pisos cada una, 2,149 habitaciones, y 4,000 empleos a ser creados. Ya a esas alturas propias de las torres, todo era un infierno de argumentos a favor y en contra. Lo que me ha parecido extraño es la poca capacidad de diálogo mostrada hacia y dentro del sector más dinámico de la economía nacional: el Turismo. El sector privado, representado por Asonahores y Asoleste, reclaman la violación del debido proceso de ley, en cuanto a la socialización y publicidad de la norma, entre otros. Por demás, que no fueron tomados en cuenta por el rector de la actividad en el país.

Más aún sostienen que son las características del modelo turístico de desarrollo del país, de baja densidad y altura, en armonía con la naturaleza, sumado al trato y capacidad de servicio del dominicano, las que han permitido al sector turismo transitar exitosamente durante 40 años.

Tan extraño como lo anterior es que, a la vez que el Ministerio de Turismo reclama un diálogo, Asonahores y Asoleste que han esperado pacientemente el mismo durante meses, cada vez que hacen una pausa, en la actual coyuntura, para esperar el diálogo, observan cómo se arremete por la televisión y la prensa, como si alguien no quisiera el diálogo. Eso me recuerda otra película, El Padrino III cuando Al Pacino proclama: “Justo cuando creía que estaba fuera, ellos me traen de vuelta”.

MITUR debe tener interés en que el diálogo técnico se dé. Al final a lo que esto se resume es a un tema de ORDENAMIENTO TERRITORIAL DE LOS DESTINOS TURÍSTICOS.

En lo que entiendo fue la única reunión de carácter técnico en el Ministerio, este servidor argumentó, a la Directora Técnica del MITUR, en presencia del Ministro, “yo puedo perfectamente entender que el turismo es una industria sujeta al cambio, una industria dinámica, y que 4 o 5 pisos pueden no ser el parámetro adecuado en el 2018; y a continuación pregunte: tienen ustedes el estudio que muestre los fundamentos para la aprobación de un cambio en pisos, alturas, densidades y demás, y del impacto que visual, ambiental, social y en la infraestructura de servicios que requeriría? ¿Sabemos si lo que queremos y podemos son 22, 18, 10 o 5 pisos? ¿Además, hemos estudiado las normativas vigentes en los destinos competidores? La respuesta que se me dio fue que NO había estudio y que era un tema de “tratar y probar”. Mi respuesta, en presencia del Ministro, fue: “usted si tiene poca fe en el Ministro, usted tiene un Ministro exitoso, no lo ponga a tratar y probar”.

Hace exactamente dos semanas pregunté a un interlocutor válido en MITUR, si estaban haciendo el estudio, y su respuesta fue: NO.

Asonahores, institución de la que fui Presidente del 2004 al 2006, una fecha lejana, lo que desea es el diálogo y la concertación, así lo afirmó su flamante Presidente hace apenas una semana. ¿Es tan difícil complacerla, o es que no se desea porque es tarde para ello?

Tarde no es ni nunca será. Y que por favor la reunión no sea en la torre en ruinas que nos queda del frustrado Hotel El Prado en el Malecón, desastre visual y ambiental en plena ciudad de Santo Domingo. Tampoco en la Torre Le Parc de Juan Dolio, que un tribunal competente ordenó paralizar su construcción por violación a las leyes y ordenanzas vigentes.

Una de las características que apuntalan la grandeza de un estadista radica en su fino olfato político. El presidente Medina supo cuándo retirar lo que ya se daba por hecho, la firma del Pacto Migratorio propuesto por la ONU. Se percató de que lo llevaban “de carreritas”, puso el oído en el corazón del pueblo, y supo decir NO. Yo lo congratulo públicamente y me congratulo con quienes dijimos NO. Y él sabrá cómo transitar en beneficio del pueblo dominicano, en la esfera internacional. De eso no tengo dudas.

¿Sabremos apagar las llamas en las Torres en beneficio del sector turismo del país? El tiempo dirá.

El autor es abogado y experto en turismo

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