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ORLANDO DICE

Temperatura en el PLD

UNO: TIRANDO AL CUELLO.- La gente teme que lo del PLD termine mal, y que no sea por razones de ideología, o de política, o de partido, sino personal. Que Danilo Medina cargue contra Leonel Fernández, y viceversa. Los actos del pasado domingo subieron grados de temperatura y la lucha entró en una fase más definida. Abel Martínez disparó con fuerza en Santiago en un acto de apoyo a Fernández y Carlos Amarante en Santo Domingo apretó el gatillo al asumirse como el danilista más militante, o desafiante. Ninguno tuvo cuidado y dejaron sueltas las palabras, y a las palabras ya no se las lleva el viento, quedan grabadas y pueden oírse todas las veces que sea menester. El discurso de Martínez no fue tan impactante escrito como pronunciado, pues al decirlo, no leerlo, se tomó libertades que de seguro sus oponentes responderán a su manera y debido tiempo. La ocasión fue memorable, pues pudo verse al Estado confrontándose a sí mismo, ya que el ayuntamiento es una fuente descentralizada, pero sus recursos por igual son del Estado. Ahora no podrá decirse el Estado me enfrentó o el Estado me venció, pues a final de cuentas todos son el Estado...

DOS: EL AMO ENTREGADO AL SIERVO.- El acto de Santiago tiene muchas lecturas, y entre todas una perversa. En propiedad no fue una actividad de Leonel Fernández, aun cuando contó con su presencia y fue de apoyo a su candidatura. El encuentro fue de consagración a Abel Martínez como leonelista leal, pero también como líder del PLD en la segunda ciudad de la República y prospecto indiscutible para competencia de futuro. Hubo más “Abel, Abel” que “Leonel, Leonel”. Y como si eso fuera poco, Fernández resumió la biografía política de Martínez, haciendo coincidir sus gestas personales con los fastos del partido. Nadie en el PLD más prodigioso y venturoso que el actual alcalde de Santiago. Las comparaciones son odiosas, pero el entusiasmo y generosa ponderación de Fernández llevó a recordar a Juan Bosch, dedicando uno de sus libros -Crisis de la democracia de América en la República Dominicana-: “A José Francisco Peña Gómez, y en él a la juventud del pueblo, semilla de esperanza en la tierra dominicana”. La política depende del ángulo, y no hay dudas de que el pasado domingo fue de gloria y reconocimiento para Abel Martínez. Aunque no puede considerarse lo mismo para Leonel Fernández. Nobleza obliga diría un francés, pero no fue correcto que bajara tramos en la escalera para subir a su fiel anfitrión...

TRES: RAZONES DE CAMBIO DE FECHA.- La campaña de Leonel Fernández había anunciado una de sus performances de firmas para el pasado domingo 2 de diciembre en La Arena de Santiago. Sorpresivamente se cambió de fecha, ahora sería domingo 9, y se acudió a la cita que en principio no fue informado como acto de apoyo a la candidatura del Fernández. Entre el Sameji y La Arena hay una diferencia del cielo a la tierra, y no solo en categoría, sino en capacidad. ¿Por qué posponer una convocatoria grande y asistir a una pequeña? La pregunta anduvo y anda en el aire, y la verdad que no hay respuesta única. Unos dicen, otros alegan. No hay que dudar que la cita del próximo domingo en La Arena será más concurrida, pues a los previstos habrá que sumar los conversos de Martínez. Aunque desde el principio se tuvo y se tiene el propósito de juntar los seguidores de Fernández en las 14 provincias del Cibao. ¿A qué dejar entonces que Santiago se fuera alante? O Martínez no se contuvo y hubo que complacerlo, o se pensó en lo conveniente que era no competir con Carlos Amarante, que sí quería medir fuerza con Fernández. Como quiera fue malo, pues no es lo mismo reunirse en un solar que en un parque, y la capacidad del Palacio de los Deportes supera en mucho a Sameji...

CUATRO: TAMPOCO HAY MIEDO.- Lo curioso es que los discursos del Palacio de los Deportes y del Sameji se encontraron en el camino, o de ida o de vuelta. Leonel Fernández al regresar a la capital tiene que haberle llegado por lo menos el eco de Carlos Amarante, y Amarante en su paso por Santiago, destino a Moca, debió saber que sus disparos no fueron al aire. Abel Martínez dijo en el Sameji, citando a Alejandro El Grande: “No tengan miedo a un ejército de leones guiado por una oveja, ahora bien, tengan miedo a un ejército de ovejas guiado por un león”. La clave de todo es el león, y no porque lo dijera Alejandro El Grande, sino porque Amarante había lanzado como proclama “Voy a domar el león”. Lo de la oveja quedará en cuestión, y no se sabrá si Danilo Medina o el propio Amarante, que -insisto- se asumió como el más fiero de los danilistas, capaz de reducir a la obediencia al rey de la selva, y convertir la lucha por la candidatura del PLD en un espectáculo de circo. Las palabras, como decía al principio, están diciendo más que antes, y el ánimo luce más decidido. Ya no puede hablarse de que “en cualquier circunstancia no hay marcha atrás”. Ahora hay que agregar lo de “no hay miedo”, pues fue un elemento del discurso del pasado domingo en Sameji, y que todos, incluyendo a Fernández, aplaudieron...

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