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EN EL RECUERDO

Mi aprecio para George W. Bush

Corría el inicio del mes de septiembre de 1981. A la sazón, yo desempeñaba las funciones de Director Ejecutivo del Centro de Información Turística de República Dominicana en la ciudad de New York y de Ministro Consejero de la Misión Permanente de la República Dominicana ante las Naciones Unidas.

Recibí una llamada de Santo Domingo, era Víctor Cabral, secretario de Estado de Turismo, quien me dijo que esa mañana en el Palacio Nacional en una reunión con el Presidente Antonio Guzmán, se había decidido que me llamara para asignarme la siguiente misión: entrevistar al Vicepresidente George Bush, quien ya estaba asignado por el presidente Ronald Reagan a hacer una próxima visita a tres países de América Latina, a saber: La República Dominicana, Colombia y Brasil. La Embajada Norteamericana en Santo Domingo había informado a nuestro gobierno, a través de la Cancillería, que el Vicepresidente George Bush debía ser entrevistado previo a la visita por un entrevistador de televisión de cada uno de los países a visitar. El propósito era que esas entrevistas se difundieran por canales de televisión de los tres diferentes países como forma de promocionar la próxima visita del Vicepresidente de los Estados Unidos de América.

Víctor Cabral me dijo: junto al Presidente Antonio Guzmán se decidió que el entrevistador dominicano debías ser tú. Luego me indicó el nombre y teléfono de la asistente ejecutiva del Vicepresidente George Bush para que yo coordinara con ella el día y hora de la entrevista en la Casa Blanca. A mi llegada a la Casa Blanca, al dar mi nombre, me condujeron de inmediato a la ofi cina del Vicepresidente. Nos saludamos, le pregunté si había estado alguna vez en la República Dominicana y me dijo que no, pero que tenía amigos, entre ellos al excanciller dominicano Enrique Tavares Espaillat quien había sido su compañero de habitación en la universidad, quien lo había invitado varias veces a jugar un juego de su predilección, el golf, pero que no había tenido la oportunidad de sacar el tiempo para complacerlo.

Procedí a realizar la entrevista y nos despedimos con afabilidad. El llegó a la República Dominicana a cubrir su visita del 11 y 12 de octubre del 1981.

De aquí seguiría a completar su viaje a Colombia y Brasil.

Grande fue mi sorpresa cuando unos días más tarde de yo haber sido nombrado Secretario de Turismo por el Presidente Antonio Guzmán el 4 de noviembre de ese año, cuando recibí una comunicación de la Casa Blanca, era el Vicepresidente George Bush que me felicitaba por mi reciente nombramiento como Secretario de Estado de Turismo. Poco tiempo después el Vicepresidente Bush se embarcó en su campaña por la Presidencia de los Estados Unidos de América. Consecuentemente, yo le envié una comunicación vía la Embajada Norteamericana deseándole la mejor suerte en su propósito por alcanzar la Presidencia. El resto es historia. Hoy, en su despedida, lo recuerdo con aprecio y respeto.

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