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ORLANDO DICE...

Enigma en torno a Falcón

UNO: ¿QUÉ NECESIDAD, QUÉ OBLIGACIÓN?.- ¿Qué necesidad tan grande puede tener un Estado para pedir a otro Estado que le acoja de manera permanente o provisoria un delincuente con un prontuario tan ominoso? Ese es un punto que las autoridades no aclaran ni aclararán y que las redes, tan dadas al chisme, tampoco. ¿Qué obligaciones tan fuertes puede tener un Estado para acceder a una solicitud tan fuera de orden y convertirse en un santuario del crimen internacional? Lo que se decía era que entre Estados Unidos y República Dominicana existían serias dificultades en el campo de la política exterior, y las razones eran Venezuela y China. Esa impresión se cae por sus propios pies, pues en caso de que fueran ciertas, no se produciría esta suerte de colaboración. Tiene que haber mucha intimidad y confianza para hacer el pedido y complacerlo. La Cancillería puso distancia con el paquete y la embajada norteamericana alegó ignorancia. Ni una ni la otra, y deben saber que ni los niños chupan paleta. Aunque sí se entiende que dejen en manos de las agencias un asunto que no enaltece y sí constituye una página oscura de inteligencia que pocos sabrán y menos comprenderán…

DOS: AQUELLAS LLUVIAS, ESTOS LODOS.- No se conoce al detalle cómo operan las agencias dominicanas con sus iguales norteamericanas, dígase CNCD con DEA o DNI con CIA, pero las fábulas urbanas dan a entender que la situación es de subordinación. Incluso que sufragan parte de sus presupuestos. Como es ámbito militar o cuasi militar o de seguridad nacional esas averiguaciones ni siquiera llegan al tintero. Ahora se desgarran las vestiduras porque Estados Unidos mandó para acá a un narcotraficante de marca mayor, pero no se hizo igual, y debió hacerse, cuando sucedió lo contrario. Esto es, que se extraditó a un nacional para que en Norteamérica se dispusiera a su juicio y antojo. Incluso la experiencia desazona, pues la condena –en todos los casos-- resulta menor y graciosamente se preservan sus bienes. A lo que voy: existe un mundo de relaciones veladas a la que no se tiene acceso y se hace y deshace sin que la opinión pública se entere. ¿Qué o quién dice que este es el primero y que bajo esa licencia y con el consentimiento o complacencia de autoridades nacionales (de inteligencia o cualquier otra área) no habitan en territorio dominicano muchos otros indeseables? Willie Falcón puede andar por El Conde o pasearse por el Malecón sin que se le advierta, ya que de seguro su cara de hoy no se corresponde con las fotos de ayer. Además del recurso de los afeites…

TRES: CUESTIÓN DE STANDING.- No podrá decirse que del mismo modo que de noche todos los gatos son pardos, de día todos los delincuentes se disimulan. Aunque más o menos eso pensaron las agencias al colar a Willie Falcón en el último grupo de deportados. Faltan todos los datos, pero más que evidente que el cubano no viajó como cubano, sino como dominicano. Fuera bueno ver el documento ¿Cómo dar la embajada dominicana en Washington una carta de ruta a un extranjero? Habría que indagar si ese es el trámite usual, o si se utilizó esa vía considerándola más discreta. Los movimientos internos a posteriori igual intrigan. El comunicado se imponía, pero ¿por qué involucrar dependencias que no fueron parte de la trama inicial? ¿Qué sigue ahora? Lo de transitorio es una guayaba a la que nadie le meterá el diente. ¿Dar acreditación legal, visa, cédula, residencia a un extranjero sin papeles? Nada del otro mundo en un país en que la identidad se vende en el mercado, y a cualquier postor, o se regulariza a cientos y miles que viven en territorio dominicano como chivos sin ley. No hay dudas de que se está ganando tiempo y de que se espera que el paro del martes o cualquier otra contrariedad releguen el tema. Aunque se corre el riesgo de que el standing sea como el de la pelota y muchos asuntos en primero y segundo lugar…

CUATRO: CUESTIÓN POLÍTICA.- En principio, con la declaración del Canciller y de la Embajadora norteamericana, el naufragio era responsabilidad del DNI. Pero se produjo --en medio de la confusión– el comunicado del transitorio, y al suscribirlo tres importantes dependencias oficiales (Ministerio de Interior y Policía, Procuraduría General de la República y Policía Nacional), el Gobierno se metió de lleno en el problema. Lo que pudo haber quedado como asunto de seguridad nacional, se convirtió en cuestión política. No era verdad que Interior, Procuraduría y Policía iban a validar la situación sin que fueran instruidos por la Presidencia de la República. O el jefe de Estado les dijo personalmente o les mandó a decir que se ocuparan del problema. Una reacción que por lo pronta lleva a pensar en posibles derivaciones. Por ejemplo, que lo que se aprobó en principio, y creyéndose que era algo sin consecuencia, se dejará sin efecto. Al muñeco lo trajeron sin Santicló y antes del Niño Jesús y de Reyes, y sin Santicló y antes del Niño Jesús y de Reyes tendrá que buscarle nuevo destino. El Gobierno tiene demasiadas cosas de qué ocuparse para echarse al hombro cojón ajeno. El buen samaritano curó y dejó pago en una posada al desventurado que encontró en el camino. No lo llevó a su casa…

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