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PUNTO DE MIRA

Preocupan aristas del caso haitiano

Partidos que advierten que está en peligro la soberanía; Leonel Fernández que pondera el riesgo de pérdida de la identidad nacional; algunos reclaman un muro y otros integran una rara organización de la que se conoce poco, pero se deducen sus fines. Y hay más sentimientos y versiones solapadas por el diario vivir.

Son muchas las aristas que se visualizan y se entremezclan en el caso haitiano.

Las actuales revueltas en el vecino país han atraído la atención, los malestares se refl ejan hacia nuestros haceres y algunas actividades de todo, hacen temer.

En Haití la lucha por el poder entre los grupos económicos involucra a los sectores populares y le impregna un contenido de lucha cívica contra la corrupción a las disputas políticas elitistas. Otra variante de la politización de la corrupción.

Esencialmente el caso haitiano es un desbarajuste económico y eso afecta todo el cuerpo social. Los ciudadanos no se van a dejar morir de hambre o cerrarse a oportunidades de progresar. Ningún país está dejos para emigrar y se conocen los casos de migrantes en naciones muy distantes, pero, sobre todo, a República Dominicana se llega a pie.

Hay una realidad que no podemos ocultar, pero tampoco mantener. La miseria repartida entre muchos no disminuye la pobreza. Ese confl icto es difícil de resolver, pero hay que enfrentarlo de la única forma posible que es con el control migratorio efectivo. No es con un muro en la frontera porque habría que tener un ejército únicamente para esas funciones y como quiera habría filtraciones.

Como dice Leonel Fernández, el peso migratorio nos haría perder la nacionalidad si todo el que nace o vive aquí puede ser dominicano. Las leyes dominicanas establecen que son dominicanos los nacidos de padres dominicanos o extranjeros legalmente establecidos.

Una razón oculta en este tema es que los haitianos son explotados en el entramado económico. Son obra de mano barata y para usarlos no hay miramientos. Las autoridades deben concienciar a la población que la contratación de trabajadores sin documentación es ilegal proceder en consecuencia. Sin una política coercitiva contra quienes delinquen no habrá una consistente acción inhibitoria.

La pasión con que examina la constante migración haitiana conduce a fricciones cada vez más intensas que van desde reclamos de un muro y al extremo de organizar entidades que suplantan los roles ofi ciales.

Aunque también sirve de distracción política, el tema haitiano reclama una política interna preventiva.

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