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EL DEDO EN EL GATILLO

Ajedrecista frustrado

Fue Miguel Sang Ben quien me presentó a Pachón Matos Rivera, para ese entonces, presidente de la Federación Dominicana de Ajedrez.

Ambos fuimos una tarde al Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, donde él apoyaba al talento joven allí reunido.

-Este amigo cubano fue Experto hace algunos años en su país. Pero ya no juega. Creo que se pueden poner de acuerdo.

Después de esa presentación, Miguel se marchó y me dejó en compañía de aquel hombre que de inmediato se interesó por mi condición profesional y mi estancia en el país. Ya a finales de 1992, la Editorial Argumentos estaba a punto de cerrar, y Miguel se preocupaba por mi futuro.

Aquella tarde, Matos Rivera me pidió que permaneciera observando las partidas de los jóvenes jugadores para que al final le informara si le veía valor potencial a alguno.

Después me dio una bola hasta mi lugar de residencia en aquel entonces y me citó para el siguiente día a las 8.30 de la mañana

Pachón tenía una oficina de abogados y se asombró al conocer que yo había ejercido esa profesión en Cuba.

-Hice Derecho Penal, Civil, Laboral y Comercial. Fueron cinco años duros. Hasta redacté un Decreto que a fin de cuentas resultó anticonstitucional -le dije.

Sin embargo, él nunca vio en mí a picapleitos para frecuentar los tribunales en Santo Domingo. Miguel Sang Ben ya le había hablado de mi perfil como editor, escritor y ajedrecista.

-A partir de hoy vendrás conmigo en las tardes a la Federación. Quiero que adiestres a algunos jóvenes que pudieran llegar a ser expertos como tú lo fuiste -me sorprendió.

Y así lo hice. También algunos fines de semana lo acompañaba a diversas tareas que emprendía por razones de su cargo deportivo. Nunca me inmiscuyó en sus asuntos políticos ni jurisconsultos.

Jugamos varias partidas de ajedrez en su oficina, y en todas le vencí. Más que un jugador, Matos Rivera era un excelente ser humano y un entusiasta propulsor del juego ciencia.

Varias veces lo asesoré en cuestiones filatélicas. Ciertos deudores que no podían pagar los honorarios a su oficina legal le llevaban valiosas colecciones de estampillas postales como lo único de valor que podían ofrecerle a cambio. En algunos casos le recomendé que aceptara los sellos como pago.

Meses después de andar juntos, lejos ya de mis responsabilidades en la Editorial Argumentos, Panchón me propuso como Árbitro Internacional de Ajedrez.

-Tienes madera de juez. Y conoces muy bien el tablero. Y aunque ya no practicas como lo hacías en Cuba, todavía juegas muy bien. Te voy a mandar a varios cursos en México para la formación de profesionales del Arbitraje. Creo que en menos de un año podrás titularte. Aquí nos hacen falta buenos árbitros.

- ¿A México? Pero es que yo soy un indocumentado y nadie me va a dar visa -le confesé.

-Eso también lo vamos a arreglar pronto. No te preocupes. Yo soy abogado y en mi oficina atendemos casos como el tuyo -me entusiasmó.

En uno de sus viajes a Cuba trajo como asesor a mi compatriota Adelquis Remón, para entonces, Maestro Internacional de Ajedrez, con quien compartí en varios torneos habaneros, aunque nunca llegamos a enfrentarnos tablero de por medio. De haberlo hecho, me habría ganado sin dudas. Era un gran jugador. Entre los tres hicimos un buen equipo y descubrimos a muchos jóvenes valiosos.

Quiso la vida que todo aquello fuera un sueño. Pachón y Adelquis volvieron al poco tiempo a La Habana, pero no regresaron jamás. Los cuerpos de mis inolvidables amigos, junto con todos los pasajeros de la nave estallaron en la montaña puertoplateña de Isabel de Torres cuando, el avión de Cubana de Aviación que haría escala en esa norteña ciudad chocó a causa de la niebla con el tope montañoso. Ellos le llevaban unos dólares y dos bultos grandísimos a mi familia.

Volví a quedar solo, aislado de todo, como si una puerta de metal se me hubiera cerrado en pleno rostro y sin darme la oportunidad de cruzar sobre ella. Con Pachón se marchó la última oportunidad que tuve en esta vida de volver al ajedrez. En Cuba, por razones de mis estudios, abandoné mi título de Experto y mis reiteradas tablas frente a los Maestros Internacionales Francisco Planas, Eldis Cobo y Eleazar Jiménez, para dedicarme por entero al mundo de las letras.

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