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ORLANDO DICE

Primarias o carnaval

UNO: ABSTENCIÓN EN PIE.- Existe la preocupación cuando todavía el dueño no se monta en el burro sobre el aumento de la abstención, incluso a niveles históricos. La inquietud no es nueva, solo que ahora se agudiza o la alarma es mayor. Las encuestas preparan la base, los analistas políticos especulan. Que segmentos importantes de la población son cada vez más indiferentes a la política, que la democracia pierde fervor y que solo una minoría milita en las organizaciones. No se piensa en las realidades y situaciones del diario vivir. Las incidencias dentro de los partidos, que ninguno todavía define su panorama y que las condiciones presagian lo peor. El electorado por tanto es prudente, cauto y se cuida de riesgos innecesarios. Todo -dicen- es hasta un día, pero lo que se ve por el momento no lleva a pensar que se está en las finales de la política. Al contrario, la Ley de Partidos provee una circunstancia nueva, una especie de comienzo, pues un mundo sin reglas va dando paso a uno con normas excesivas. Las recientes experiencias del PLD y del PRM dicen mucho, aunque no se oiga todo. Uno y otro aplazaron la confrontación y sus principales dirigentes demostraron inteligencia emocional. La más difícil de las inteligencias...

DOS: CREARON NORMAS.- Los partidos pudieron haber seguido como antes: chivos sueltos en la sabana, y sin embargo, lo pensaron mejor y decidieron aprobar un mínimo de control. Todo se va arreglando sobre la marcha, aunque las intrigas se mantienen. Las primarias, que dieron tanta agua a beber, serían un buen remedio si se aplicaran apropiadamente. El PLD, por ejemplo, no tiene que organizar un padrón nuevo, como había convenido, si usará el universal de la Junta Central Electoral. Ese es un problema menos, aun y cuando los irreductibles insisten en la necedad de cruzar los registros de todos los partidos y excluir a los sospechosos. Olvidan, por torpeza y con mala fe, que las votaciones serán simultáneas. El peledeísta que sufrague de manera abierta en su partido, no podrá hacerlo de modo cerrado en el PRM. Las mañas no se quitan, las ganas se mantienen, solo que no podrán realizarse. Esa fue la idea desde el principio, y el escrutinio pudo haber sido más riguroso si se hubiera aprobado obligatorio. No obstante, las maniobras serán difíciles y cada cual se cuidará internamente, evitando las burlas posibles del oponente. El que hizo la ley, hizo la trampa, y la trampa sabe sobrevivir a la ley...

TRES: TAREA DE CRECIMIENTO.- El PRM, aunque va cerrado y con padrón propio, se ocupa de resolver uno de los tantos potenciales problemas. La de una votación escasa, por ejemplo. La tarea inmediata es de crecimiento, de que Moderno llene las expectativas y recoja las simpatías que se supone tiene en la sociedad y las organice. El fin primero es político, pues aunque es la segunda fuerza en importancia, las encuestas lo colocan un lugar distante del PLD. La intención siguiente sería electoral, y tanto hacia adentro como hacia afuera. Lo que se supuso desde un principio fue que la consulta abierta en el PLD provocará una avalancha, y que al hacerse la comparación, la diferencia será abismal. Mucho a poco. La convención pasada, en que se escogieron las autoridades, no se sintió. Convocó menos de medio millón, y repetir esa experiencia sería catastrófico. El propósito sería llevar el partido a un 35%, y se están ideando unas plataformas digitales de manera que el interesado pueda registrarse desde su celular o computador, sin tener que acudir a locales, que -como se sabe- tampoco existen. El mecanismo todavía no se explica, y se habla de una empresa contratada al efecto. La tecnología aprovecha a los partidos, pero requiere de inteligencia y habilidad...

CUATRO: EL EFECTO INMEDIATO.- Si el PRM logra éxito en su crecimiento y se constituye en un partido con posibilidades, la displicencia y falta de fervor desaparecerían, y la política volvería a ser centro de atención de la gente. El padrón cerrado sería un verdadero padrón. Igual sucedería en el PLD si el trabajo hacia afuera de los precandidatos se impone. Las firmas de Leonel Fernández es un activo que en primera fase sirve para aguajear, pero en última instancia serían votantes adicionales. Con las primarias abiertas tienen derecho de votar y apoyar su candidato. Pero no solo Fernández. Temístocles Montás anunció el pasado fin de semana una forma nueva de promover sus aspiraciones. Ir casa por casa, inscribir y dotar de carnet a doscientos mil simpatizantes. Una modalidad parecida a la de Fernández, pero tal vez un resguardo más seguro. No es lo mismo formulario que carnet. Las primarias abiertas, después de los muchos contratiempos, sería un elemento de salvación de los partidos, o una manera de superar la circunstancia de incuria política en la población. El PRM inscribiendo por un lado y el PLD recogiendo firmas u otorgando carnets por el otro, no solo adelantarán la campaña, a contrapelo del reglamento de la Junta Central Electoral, sino que la convertirán en un carnaval...

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