¿Habrá algún cambio en la política de USA?

La embajadora de los Estados Unidos, Robin Bernstein, anuncia que los vínculos con nuestro país deben estrecharse. Es una sabia recomendación sobre todo en estos días en que la prensa nacional está copada por las acciones en China.

Entiendo que esto es cosa de hacerse, no de anunciarse. Norteamérica es nuestro principal socio comercial. Pese a los mamporros que hemos recibido, nuestra afición hacia ese país se mantiene inalterable.

China está de moda. Eso no puede negarse. El gigante asiático emerge con la fuerza del sol por oriente. Se podría argumentar que un nuevo orden social y político se establece en el mundo, pero es pronto para hacer afirmaciones.

En la guerra publicitaria que libran los colosos que lideran el comercio se aduce que China mucho promete, pero otorga poco. Ya vimos que el gobierno de ese país otorgó un préstamo no un donativo, por 600 millones de dólares a una baja tasa de interés y que supuestamente serán empleados para el barril sin fondo que denominan CDEEE.

En su visita a China el presidente Medina firmó 18 acuerdos con el presidente chino Xi Jinping, pero las letras pequeñas no han sido colocadas al escrutinio. Habrá que esperar que se devele el alcance de estos acercamientos. Entre nosotros reina mucha fantasía. Se cree que a partir de ahora habrá un nuevo mundo. Los sueños de la impaciencia nublan la realidad.

Conocido es que nuestro país tiene una excelente posición geográfica con estable desarrollo político y económico, condiciones óptimas para la inversión extranjera pero estos negocios no serán de la noche a la mañana. Uno de los elementos de negocios con China menciona como probables es el turismo y en mi juicio este será de los difíciles.

No somos el paraíso terrenal. Los chinos si es verdad que no saben quiénes somos. Lo tengo probado. Es más, ni siquiera saben qué es el Caribe. El inglés no se habla en todos los niveles de la población, nuestros hoteles carecen de la oferta gastronómica oriental, las mujeres se protegen del sol porque prefieren ser blancas y el viaje desde los Estados Unidos dura más de 16 horas. Un atractivo son los casinos, pero para disfrutarlos no hay que viajar tan lejos como la República Dominicana.

Norteamérica está cerca, pero nos trata distante. Xi Jinping tiene un estilo cálido en sus relaciones, quizá Donald Trump cambie su política exterior.