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Al doctor Abinader: Mi eterno amigo

Muy temprano en la mañana del 4 del presente, recibí la llamada de uno de los asistentes del doctor José Rafal Abinader Wassaf, quien de manera oficial y en nombre de la familia hacía de mi conocimiento la muerte del doctor Abinader. Digo oficial porque, previo a este desenlace, algunos medios y personas, de manera ligera y carentes de toda ética profesional, habían estado divulgando su fallecimiento, provocando con ello intranquilidad a sus familiares, amigos y allegados.

Al doctor Abinader le conocí por los años 90; iniciamos una relación en un contexto político, expresándose más concretamente en el año 93 cuando decidimos respaldar la candidatura del Profesor Juan Bosch a la presidencia de la República, él con su otrora partido Alianza Social Dominicana, ASD, y nuestro Movimiento Izquierda Unida, MIU.

Gracias a la gran amistad de él y el Profesor, en cuyo gobierno fue un importante funcionario, pude conocer más de cerca al Profesor Juan Bosch.

Nuestra relación política se convirtió a través del tiempo en una gran amistad que se extendió a sus hijos, nietos, sobrinos y familiares cercanos. Posteriormente, pasé a formar parte como ejecutivo de su grupo empresarial (hoteles, fábrica de cemento, universidad O&M), relaciones laborales que se interrumpieron cuando comencé a asumir funciones públicas, en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Pese a las diferencias de clase (en lo político, ideológico, social y económico), nuestra amistad nunca se puso en cuestión hasta el último momento de su vida. De él conocí su honradez, capacidad intelectual y su filosofía de vida, caracterizada por el amor al prójimo, a su patria y lealtad a los amigos en todas las circunstancias.

Siempre me he sentido honrado de mi amistad con él y su familia; hoy, ante su partida física quiero reafirmarla.

Pese a su nivel social y al éxito como empresario no dejó de ser un político popular, vinculado a los sectores más empobrecidos. Ese mismo sello le impregnó al centro educativo que fundó, la Universidad Dominicana O&M, sin lugar a dudas, un centro de altos estudios de carácter popular, que lo define la composición social y económica de quienes allí reciben el pan de la enseñanza; son mayormente obreros que estudian y trabajan, combinando estas actividades en el día y la noche.

Cuando se compara el costo de esta universidad con el de cualquier colegio privado, de enseñanza inicial, primaria y media, estos últimos son más elevados que lo que paga un obrero que estudia en la O&M.

Fue su obra perenne, pasando por este mundo y dejando huellas como hombre de bien. Para sus hijos, familiares cercanos, amigos y compañeros de partido, expresamos nuestras más sentidas condolencias, pidiéndole al Altísimo, paz para tu noble alma, eterno amigo.

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