Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ORLANDO DICE

El manejo del gobierno

UNO: EL JUEGO EN LA PIZARRA.- Observen la pizarra ahora que todo el mundo parece estar en pelota o que se producen vaguadas sin nublado o sin aviso al sol. Tanto hizo el mago del gobierno el acto de la percepción en público, que la oposición o se contagió o está aprendiendo el truco, y lo más interesante: luce tener conejo y sombrero de chistera, y solo falta que se apropie del escenario. Lo demás será ilusión, y dependiendo de la circunstancia fluirá. El gobierno durante un tiempo largo navegó con el viento a favor, aun cuando no se sabía de dónde venía la brisa. Las encuestas hacían el trabajo, y lo hacían de maravillas, y con tantos parches la sábana era de cuadritos y arropaba suficientemente. Ahora no sucede igual, y la culpa es de la gasolina y la reacción de los choferes y no de un real cambio de situación. Pues todo es lo mismo, pero se percibe distinto. Los limones siguen cayendo del cielo, pero ya el gobierno no sabe hacer limonada, y/o le falta azúcar o hielo, y se debe a que el tren está llegando y se da por segura la parada. El trance no es tan difícil, y existen medios para evadir los conflictos, o salirse debajo de la patana. Si concede adentro se apagan los fuegos de artificio afuera, pues dice la política que ambición con ambición se paga...

DOS: ENTRE CHOFERES Y CONDUCTORES.- La percepción es que el gobierno no sabe lidiar con la gasolina y que los choferes se lo van a comer vivo. Lo último puede ser lo primero, pues si por los choferes fuera, el problema tiene fácil solución. La misma que tiene desde el principio. La ley de combustibles es la ley, pero el gobierno y los choferes fueron socios, o cómplices, y ahora todo se resolvería con mejorar los términos. En vez de poner la mesa, servir buffet. La gente se da cuenta de que ese huevo quiere sal, e incluso advierte que los comensales no agarran la cuchara con la misma mano y que algunos beben sopa con tenedor. Mucho más cuando la política asoma. De igual a igual, entonces. ¿El Juan Hubieres que se moviliza responde a Fenatrano o al Frente Amplio o a su candidatura presidencial? Ese sería un punto a definir. El gobierno tiene distintas cartas y dependerá con cuál decida jugar. Pues si no logra entendimiento con los choferes, podría buscar el lado de los conductores. Los primeros tienen como arma la protesta, los segundos se apaciguarían con satisfacción. Si el movimiento Verde dejara de lado la lucha contra la corrupción y la impunidad y asumiera el reclamo de la gasolina, se perdería en el camino. No debe cambiarse de consigna a mitad de la marcha. Como tampoco una montura por otra en medio del río, con el perdón de Abraham Lincoln y de Joaquín Balaguer.

TRES: MANDAN LOS PAYASOS.- Los estrategas del gobierno debieran reconocer la inteligencia ocasional de la gente, o de la oposición, y no seguir con el doble juego de ganar tiempo y que la política se mantenga en el mismo plano. Al mirar la pizarra, insisto, nadie va a remitirse a lo que dijo José Ramón Peralta o Gustavo Montalvo, o dirá el presidente Danilo Medina en marzo, pues no solo una cosa choca con la otra, sino que los impertinentes no cesan. Nadie se traga el cuento de que la reelección está vivita y coleando en la Cámara de Diputados, o que la última versión la promueve Elpidio Báez. Frank Sinatra cantó y grabó una canción que nunca entendió: Send in the Clowns, la mejor que escribiera Stephen Sondheim, y que trata de la incomprensión o fracaso de una pareja. El título y motivo es la expresión del dueño del circo cuando el espectáculo deriva en imprevisto: ¡Manden los payasos! Los nuevos escarceos sobre la reelección o modificación de la Constitución entre diputados, y cuyo portavoz es Báez, da la impresión, no la percepción, de incomprensión y fracaso, y de una circunstancia que hace necesario, casi imperativo, traer payasos. Ya no sería a Sam, el de Casablanca, y tampoco tocarla. Sería a Sinatra a quien habría que apremiar: Cántala otra vez, Frank.

CUATRO: MATANDO EXPECTATIVAS.- El pastor del cuento recibió su lección, pero la ocurrencia también enseñó que al final el lobo viene y se come las ovejas. Los políticos y los observadores del acontecer nacional llevan años esperando que en el PLD se arme la de Troya. Cada vez que se convoca el comité Político, los de adentro cruzan los dedos, y los de afuera se mantienen expectantes. Y nunca pasa nada, o por lo menos no lo que se espera. El Estado venció a Danilo Medina, y el Estado por igual venció a Leonel Fernández, y ambos reaccionaron iguales: se levantaron del piso, se sacudieron la pelusa y esperar tiempos mejores. Que indudablemente siempre llegan. En las bancas todavía no se hacen apuestas, no sería negocio, pues desde ya dan ganador en la reunión del comité Central del próximo día 27. Aunque también se cree que ahora sí aparecerá el lobo, y no por descuido del pastor. Y la sensación es tan grande que los oficialistas sienten temor y quisieran desviar la atención. Monchy Fadul, por ejemplo, se afana en minimizar el encuentro, niega toda posibilidad escatológica, y que lo único que ocurrirá será un cambio en los procedimientos para cumplir con la nueva Ley de Partidos. El papel se ajusta a su encomienda, pues cuando no es titiritero, mece la cuna, y ahora matador de expectativas...

Tags relacionados