UN MOMENTO
Los salmos y la justicia

Entregamos hoy nuestra versión No. 14 sobre este tema de la justicia en los salmos.
Les invito a ver el salmo 94. Ese salmo se titula “El juez de la tierra”; es un tema sumamente interesante. Nosotros sufrimos, y yo les digo que lo sufro en carne propia, cuando veo a mucha gente de nuestros barrios que sufren la injusticia de retardarle los juicios, que duran muchísimo tiempo.
Son hechos de la vida. Han cometido una maldad a un hijo de una viuda o a un nieto, se ríen y tienen el apoyo de los abogados del Estado y les dicen a las pobres mujeres: “¿Qué tú crees que va a pasar?”.
Cuando se ve todo esto, uno piensa que no hay justicia en la tierra, pero la historia, que no tarda en pedir justicia, nos habla de que está el juez de la tierra. El primer juez de la tierra es la conciencia de cada persona que le reclama lo que hace; el segundo juez de la tierra es la propia familia de los que son injustos; el otro juez de la tierra es la historia, que pedirá cuenta a los que han cometido injusticia: no solo habla de los jueces, sino de los colaboradores, de los abogados, que amañan las cosas.
Hay un juez de la tierra, que es la historia misma y hay un juez de la tierra que es Dios. Acojámonos a cualquiera de estos jueces de la tierra, pero la injusticia no quedará sin ser juzgada: será juzgada. A veces queremos que se haga inmediatamente, a veces no es fácil, porque los mismos injustos ponen trabas.
Les invito a leer el salmo 94 y encontrar esta reflexión, esta esperanza, de que la injusticia será juzgada: irá a tribunales, donde los injustos serán condenados. El juez de la tierra sí existe.