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República Dominicana arriesga sus cartas entre dos colosos

Cuando República Dominicana decidió romper subrepticiamente sus históricas relaciones diplomáticas con Taiwán, el 30 de abril pasado, estremeció a todos los países del mundo, incluyendo a Estados Unidos, a los propios dominicanos y a los anonadados taiwaneses.

El impacto de la medida del gobierno del presidente Danilo Medina tuvo mayor repercusión, porque fue adoptada para abrazarse a China Popular. Y porque se anunciaba en un conflictivo escenario internacional protagonizado entre el coloso asiático y el principal socio comercial y político de República Dominicana, el coloso del norte por antonomasia.

Desde entonces ha crecido la expectativa sobre las consecuencias positivas y negativas que la nueva realidad derramaría sobre este pequeño país caribeño de 48 mil kilómetros cuadrados, donde se apretujan más de10 millones de habitantes. Colocado en el mismo trayecto del sol, agreste y apoyado en la brisa, para parafrasear al poeta nacional Pedro Mir.

El problema no es que Pekín y Taipei se dividieran luego de una guerra civil en 1949. Ni que China Popular la considere como una provincia renegada que es parte de su territorio y no como una nación independiente. Ni que el régimen comunista repruebe relaciones diplomáticas con ningún país que reconozca la soberanía de Taiwán. Ni que Estados Unidos la conserve como un aliado y que fue denigrante la intempestiva ruptura del gobierno de Medina.

Lo que sí deben advertir los dominicanos es que el establecimiento de relaciones con China ha desatado la ira del Tío Sam, porque lo considera como una política de expansión debido a que es una zona estratégica. Ésto, al margen de que en medio de la parafernalia diplomática nativa recordemos que somos soberanos, libres e independientes de toda potencia extranjera. O que subestimemos el complejo contexto en que gira el mundo de las relaciones internacionales.

Esas circunstancias nos enseñan a no obviar que tan pronto el Palacio Nacional oficializa su decisión, el gobierno de Estados Unidos la reprueba porque no contribuye a la estabilidad regional. El senador estadounidense Marco Rubio acusa a China de sobornar a República Dominicana, mientras el gobierno de Taiwán parecía corroborarlo al afirmar que implicaba un préstamo por más de US$3,000 millones.

Sin embargo la mala jugada de Estados Unidos a República Dominicana muchos la observan cuando un día después que su embajadora Robin Bernstein presentara credenciales ante el presidente Medina, el 8 de septiembre, fue llamada a consulta por su gobierno, debido al estrechamiento de lazos con China.

Aunque el servicio exterior dominicano minimizó esta situación, quien le puso la tapa al pomo fue la vocera del Departamento de Estado, que dijo que la decisión se tomó debido a los cambios en las lealtades diplomáticas de estos países, refiriéndose al nuestro, así como a Panamá y El Salvador, que también corren la misma suerte en esta determinación.

O sea, que las tres representantes de Estados Unidos se reunirían con líderes del gobierno estadounidense para discutir las formas en que esa nación pueda apoyar instituciones y economías fuertes independientes y democráticas en toda Centroamérica y el Caribe. Quien conozca aunque sea de manera elemental la política internacional estadounidense y sepa leer entre líneas, debe inferir el significado.

En otras palabras, como expresó la embajadora en El Salvador, Jean Manes, luego del comunicado de llamado a consulta emitido por el Departamento de Estado, que la Casa Blanca continuará este proceso por semanas y meses, porque también están involucrados el Congreso y diferentes agentes. “Había una cantidad de opiniones sobre qué medidas tomar; desde cortar toda la ayuda hasta hacer cosas diferentes”.

El último aldabonazo acaba de propinarlo el vicepresidente Mike Pence el pasado jueves reprobando nuestra conducta hacia China. Esto sin importar que la empresa norteamericana Xcoal Energy ganara la licitación para suplir 462,000 toneladas métricas del carbón mineral que usará la Central Termoeléctrica en su período de pruebas a partir del próximo mes.

Parece que solo nos queda sentarnos a esperar el desenlace.

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