EL BULEVAR DE LA VIDA
Sin ocho de marzo ni marcha innecesaria

ESCRIBE UMBRALES.- Entonces, aprovechando que hoy no es ocho de marzo, ni hay pendientes marchas figureras ni insufribles notas de prensa. Convencido uno de que lo que no cura el amor y su arma de reglamento, la santa poesía, no hay programa de gobierno, discurso ni proyecto de ley -en plan public relations- que lo cure, aquí les dejo, algunos consejos del Joaquín Umbrales para reconocer a la mujer, es decir la vida, y perdonen la redundancia. (Yo, como un Dios, el día en que me imagines existiré).
EL ÚNICO RENCOR DECENTE. - “Hazla feliz, que sonría a tu lado, que vuele como mariposa en junio. Entonces, serás el dueño de su corazón. ¡Todo un hombre! Al fin, eso de ser hombre, lo que se dice un hombre, no comienza con la sangre sino con el respeto, no se inicia en un cuchillo sino en el primer beso. Madre, hija, amante, amiga. Digamos que el tiempo que usted gasta en intentar entender a una mujer, empléelo en hacerla feliz y ella le entenderá a Usted, según mis fuentes. Y para que nos entendamos, queda decretado aquí que el bolero y alguna excepcional bachata son los únicos rencores decentes de un hombre contra una mujer. ¿La única venganza permitida? Ser feliz. Y para que conste en acta, se recuerda que ni la mujer tiene dueño ni el amor tiene tiempo. ¡Eso! Que las flores solo existen para disfrutarlas... sin cortarlas, ay, sin cortarlas. (Si el hombre precavido vale por dos, un hombre discreto vale por tres. Cuando de damas se trata, un caballero siempre ha de tener mala memoria). Exhibición no es compañía. Soledad no es abandono. La mujer es vida, pasión, sueños, no un mueble ni un florero”.
LAS ÁGUILAS COMO PRETEXTO.- “Esa mujer será todo lo intelectual y brillante que es, pero insisto en decir que su mejor argumento sigue siendo su mirada. (Amarla, lo que se dice amarla, es atreverse a dar la vida por besar el aire que respira su silencio). Mujer de negro pelo y verdes sueños, en cuya piel de aceituna se quedaron a rezar todos los olivares de Jaén y las noches de Marruecos. Ser de la Águilas y no del Licey, es el pretexto que utilizan las mujeres bellas e inteligentes para evitar ser perfectas. Tanto la quería, que un día le dijo: “amarte a ti es mas intenso y maravilloso que ganarle a las Águilas” No entendí. La vida me ha enseñado que hay mujeres tan hermosas, que odian la poesía porque no admiten competencia. Cómo olvidar aquel día en que yo tomaba una copa de vino y ella, sabiendose hermosa y venerada, arrogante me dijo: “ni escribo poesía ni la canto... pero tú sabes que la provoco”. (Entonces pedí un tequila). Pero fuimos más que dos: ella me dio la fuerza que yo no tenía, y yo le mostré la vida que ella perdió. (Por tus benditos ojazos de muchacha inquieta navega casi en calma el corazón y la fe de un hombre antes de ti vencido)”.
ENTRE EINSTEIN Y PLATON. - “Entonces Einstein tuvo razón: Todo es relativo, menos la certeza de su vientre y su mar, sus precipicios bendecidos y sus dos islas adyacentes; como tuvo razón Platón: uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz, su piel, por ejemplo. Al fin, en el ondear de su pelo negro puede dejarse matar el sol y morir la tarde... sonriendo. Ella ni es más ni es menos, ella es la justa medida de mi felicidad, el bulevar romántico de todos mis sueños. Sin olvidar que el dinero nos lo da todo, con la única excepción de aquello por lo que vale la pena vivir o morir: Las Paola, el mar... esa mujer, la madre, por decir. Precisamente, por el mar de sus manos nos saludó la ternura, y supimos entonces -para no olvidarlo jamás- que su palabra sana y su abrazo reconforta. En fin, aspirante a homo sapiens sin prigilio: “Hazla feliz, que sonría a tu lado, que vuele como mariposa en junio. Entonces, serás el dueño de su corazón. ¡Todo un hombre!”