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Gracias padre

Hoy es un día para dar gracias….

Gracias a todos los que se encuentran aquí esta tarde y a quienes han acompañado a nuestra familia en estos días de duelo. Gracias al liderazgo político, empresarial y social del país. No vamos a mencionar nombres para no incurrir en omisiones que, por involuntarias, no dejarían de ser injustas. Pero ellos saben quiénes son y cómo agradecemos su apoyo y solidaridad.

Gracias a todo el personal médico que con tanta profesionalidad y amor atendieron a nuestro padre, tanto en el extranjero como en el país. Y gracias muy especiales a Francisco Ramírez, Chino ---como todos lo conocemos en la familia---, y a Rosalina Feliz ---Charlie---, quienes le asistieron con entrega y amor en el último y difícil trayecto de esta terrible enfermedad.

Pero sobre todo queremos dar las gracias a Dios por el padre que tuvimos.

Un padre ejemplar y un hombre cabal, trabajador, disciplinado, solidario, honesto, emprendedor, luchador, buen hijo, buen hermano, buen amigo. Que vivió por y para sus hijos, a quienes amó mucho, a cada uno de forma particular y diferente, pero a todos por igual.

Y por eso, nosotros sus hijos, queremos dar gracias y celebrar su vida… Nuestro padre fue un profesional como la copa de un pino, apasionado con su trabajo. Dijo siempre lo que pensaba, sin dobleces ni temores.

Fue una fi gura controversial porque no era tibio. No hablaba ni escribía para complacer, si no para expresar única y exclusivamente lo que pensaba.

En los sesentas llegó a Santo Domingo desde San Cristóbal para abrirse espacios en los medios de comunicación. Y vaya que se los abrió… Destacó enviando reportes de pueblo para el Listín Diario, y su narrativa fl uida llamó la atención de los ejecutivos de ese medio que le brindaron la oportunidad de ingresar a la plana de reporteros del vespertino Última Hora, donde descolló y se abrió paso en un ambiente profesional difícil en tiempos en que el ejercicio del periodismo podía signifi car la muerte.

Creció como periodista y llegó a ocupar importantes posiciones ejecutivas en algunos de los principales medios del país. Pero nuestro padre no era hombre de conformarse… Para él no iba eso de había que aprender a hacer limonada cuando la vida te trae limones… Y tras dos décadas de destacada trayectoria profesional, emprendió una aventura empresarial asumiendo todos los riesgos que aquello implicaba.

Estamos hablando de fi nales de los años ochenta e inicios de los noventas. Y que un periodista dejara un sueldo bueno y estable para arrendar espacios y vender anuncios parecería poco menos que una locura. Pero para nuestro padre fue simplemente otro reto a superar… Y lo hizo con varias propuestas televisivas, novedosas y exitosas.

Hoy día hay tantos canales de televisión que es difícil hacer una cuenta con un mínimo de exactitud.

Pero eso no era así cuando César Medina se asoció con los ejecutivos de Telecable Nacional para relanzar la programación de una casetera que llamaban canal y que transmitía por el 10 a los suscriptores de esa plataforma televisiva.

Un invento que sólo un visionario podía concebir en ese momento.

Porque para el viejo era simplemente otro paradigma a derribar.

Y lo hizo. Estableciendo una programación exitosa anclada en el buque insignia de Hola Matinal, desde donde impuso un estilo de comentar la actualidad y de entrevistar a las principales personalidades de la política nacional que le catapultó a la principalía de la televisión nacional…Y si eso fue desde una plataforma de cable, era de suponerse lo que sucedería cuando su talento le condujo a producir y dirigir el principal y más antiguo programa de la televisión matutina nacional: Hoy Mismo.

Desde allí nuestro padre marcó una época… Y la televisión de opinión en República Dominicana tendría un antes y un después de César Medina.

En la cúspide del éxito decidió emprender nuevas aventuras en el mundo diplomático. Y como de costumbre también triunfó. Dejó las embajadas de Chile, España y Panamá mucho mejor de cómo las encontró. Dignifi có sus plantas físicas, impuso la disciplina y el orden y realizó una gran labor representando los intereses del país y de su gente, lo que fue reconocido en múltiples ocasiones.

Fue un hombre solidario. A quien no le podía hacer un bien no le hacía un daño. Ayudó a mucha gente, pero no se ufanaba de ello. Muy por el contrario, no permitía que se conociera, llegando incluso a ruborizarse y hasta a molestarse si le insistían en resaltar alguna asistencia que ofreció en algún momento. Detrás de ese rostro adusto se escondía un alma noble y bondadosa.

Como todo ser humano nuestro padre tuvo defectos… Pero vista su vida desde una perspectiva integral, sus luces son tantas que las pequeñas manchas de ese sol son al fi nal intrascendentes.

Sin embargo, y para concluir, debo hacerle un reclamo a mi papá….

Siempre me dijiste que sólo sabría lo mucho que tú me querías el día que tuviera hijos… Y cuando los tuve, cuando los cargué en mis brazos, volví a repetir: “Cuánta razón tenía mi papá…”.

Pero a pesar de todos los buenos consejos que me diste, las sabias advertencias que me hiciste y el tiempo que dedicaste a prepararme para los retos de la vida… ¡Caramba viejo! ¡Nunca me advertiste el dolor que se siente cuando uno pierde a su papá! Panegírico leído el sábado 22 de septiembre del 2018 en el sepelio de mi padre.

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