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FE Y ACONTECER

“Quien quiera ser el primero que sea el último de todos”

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Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

XXV Domingo del Tiempo Ordinario - 23 de septiembre, 2018

a) Del libro de la Sabiduría 2, 12. 17-20.

El capítulo 2 del libro la Sabiduría reproduce los sentimientos y actitudes de los impíos frente a la existencia humana (vv. 1-5), frente a la vida presente (vv. 6-9) y frente a los justos y su conducta (vv. 10-20). La actitud del impío frente a la existencia humana es diametralmente opuesta a la doctrina de la Sabiduría. Según los estudiosos de la Sabiduría, los justos eran los judíos fieles al Señor que vivían en Alejandría en el siglo I a.C., rodeados de paganos y de judíos apóstatas. Estos dos grupos eran impíos.

La razón principal de su enfrentamiento es de orden religioso, los justos tienen fe, los impíos, no. Además de esta razón, los impíos aducen otras motivaciones: Afean nuestra conducta y nos echan en cara nuestras faltas; se glorían de tener el conocimiento de Dios y su presencia es un reproche para nosotros. Llevan una vida distinta, nos consideran impuros y se apartan de nosotros. Los impíos pasan a los hechos, sometiendo a los justos a la persecución y a la muerte. Algunas expresiones de este pasaje han sido tomadas en el Nuevo Testamento para describir la Pasión de Cristo, el Justo por antonomasia.

b) De la carta del Apóstol Santiago 3, 16-4, 3.

La carta del apóstol Santiago, el primer Obispo de Jerusalén, se caracteriza por un lenguaje directo, descarnado, entre otras cosas nos dice: “Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males”.

Es evidente que ya en las primeras comunidades aparecían estos problemas, que también denuncia clara y repetidas veces San Pablo, los mismos pueden presentarse desde la autoridad hacia la base y viceversa, y también en sentido horizontal entre los hermanos. Por esto, es tan beneficioso que el grupo comunitario haga regularmente revisión de vida, dentro de un sentido de conversión y de amor fraterno.

Por todo esto, son tan apropiadas las palabras de Santiago: “La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia”.

c) Del Evangelio según San Marcos 9, 30-37.

El evangelio que se proclama este domingo tiene dos partes: nos presenta el segundo de los tres anuncios de su pasión, muerte y resurrección que Jesús hace a sus discípulos; y nos ofrece la catequesis del Señor Jesús en Cafarnaún sobre lo discutido por los discípulos sobre quién era el más importante en el grupo. El segundo anuncio de la Pasión es más escueto que el primero: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará”. Los discípulos continúan en su incapacidad de entender y San Marcos añade que tenían miedo de preguntarle: “No entendían aquello, y les daba miedo preguntarle”.

El evangelista da la razón de ese temor: “Por el camino habían discutido quién era el más importante”. Es curioso que mientras Jesús habla de un Mesías sufriente, ellos discuten sobre la primacía y precedencia en el reino político que ellos esperan y se imaginan que Él va a fundar. El Señor les hablaba claro, pero ellos aprendían poco de lo que su Maestro les iba enseñando: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

Esta es la segunda instrucción básica que Jesús pretende inculcar a sus discípulos. Jesús afirma categóricamente que ellos deben cambiar la ambición de poder por la actitud de servicio. Sabemos que toda persona, hombre o mujer, niño, joven o adulto lucha por un espacio que en cierto sentido puede considerar suyo. Lo vemos en la familia, en el trabajo, en los diversos ambientes. Por otra parte, hacen falta líderes en toda empresa, también se necesitan en la Iglesia. Y Jesús, al escoger a sus Apóstoles ya pensaba en su futuro liderazgo. Pero, según el criterio de Jesús, los líderes en la Iglesia deben mostrar su disponibilidad y su colaboración, sabiendo que su primacía o autoridad consiste en servir a los demás, a la comunidad, haciéndose el último para ser servidor de todos.

La vocación de servicio que propone Jesús en el evangelio de este domingo no es tarea solamente de los obispos, sacerdotes y consagrados, sino de toda la comunidad. La común misión eclesial de servicio es lo que iguala y une a todos los miembros del Pueblo de Dios en igualdad de vida y destino. Pastores y Pueblo, todos en la Iglesia están al servicio de la misión de Jesús, al servicio del Reino de Dios.

El próximo lunes estaremos celebrando en nuestro país el Día de Nuestra Señora de las Mercedes, Patrona del pueblo dominicano, oremos a la Madre del Señor y Madre nuestra para que interceda por sus hijos que la amamos y veneramos.

Fuente: Luis Alonso Schˆkel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las fuentes de la Palabra.

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