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EL BULEVAR DE LA VIDA

Consejos para ganar elecciones

LA CLASE MEDIA Y EL PLD. El desgaste del PLD gubernamental, su crisis de credibilidad en sectores de una clase media que sus propios gobiernos han creado o consolidado, es grave, muy grave. Pero resulta que la clase media, en el mejor de los casos, no supera el 30 por ciento de la población, y de ella hay que descartar un segmento vulnerable de ciudadanos a los que bastaría una enfermedad catastrófica de un miembro de la familia para regresarla al sombrío club de los empobrecidos. La clase media es la que tiene el tiempo, la educación y la disposición para oponerse a los gobiernos, para fiscalizarlos y exigirles. Esto es lo que explica que, en las redes sociales y los templos de ocio de esa clase media, y también del alta, parecería que el gobierno está a punto de ser derrocado. Pero resulta que a la hora de los hornos y sobre todo de las encuestas, incluidas las de trabajo, el partido gobernante vuelve a superar -y en algunas con amplia ventaja- a sus adversarios, incluso en este mal momento de apagones, endeudamiento en amarillo e inseguridad ciudadana. ¿Por qué ocurre esto?

“DIME POR QUÉ ME ABANDONASTE”. ¿Por qué, estos resultados tan favorables al PLD en sondeos y encuestas de trabajo? Pues, por una realidad objetiva y demostrable: gran parte de los pobres nacionales han sido favorecidos por la ampliación de los servicios de asistencia social del Estado, cuyo buque insignia es la jornada escolar de tanda extendida (con libros, mochilas, uniformes, desayuno, merienda y almuerzo), las estancias infantiles, más la ampliación del seguro de salud subsidiado de SENASA, que paso de 70 mil beneficiarios, y solo en nueve provincias en 2004, a tres millones y medio en todo el país; más los beneficios múltiples de los distintos programas del gabinete social del gobierno. Súmele a esto, la estabilidad macroeconómica acompañada del crecimiento constante del PIB en los últimos lustros, el crecimiento de la inversión extranjera, el liderazgo regional en el turismo más las remesas, y estamos hablando de un escenario que provoca un voto duro al que la oposición para vencer al PLD debe enfrentarse. Pero resulta que no, que una enfermedad recorre hace tiempo los pináculos intelectuales, jurídicos y periodísticos de nuestro país: Es la enfermedad de confundir nuestros deseos con la terca realidad y, además, en plan Julio Iglesias, “una y otra vez con la misma piedra”.

“CON LA MISMA PIEDRA”. Si en vez de diseñar una estrategia creativa e inteligente para conquistar votantes y enfrentar esa realidad, la oposición lo que hace es negarla y quedarse entrampada en la sola denuncia de la corrupción, la inseguridad ciudadana, la arrabalización institucional que tanto cito, y una injusta e inequitativa distribución de las riquezas que la economía genera, más otros innegables sombras de los gobiernos del PLD; si solo en eso se queda la oposición, entonces volverá a tropezar “con la misma piedra”. Y es que, para vencer al PLD, no basta con crear mediáticos paredones morales de difamación contra todo ciudadano, periodista o no, que no coincida PLENAMENTE con TODOS sus postulados, sino de convencer a esos pobres nacionales de que si el PLD es desplazado del poder, ellos seguirán disfrutando de su beneficios, ¡oiga usted!, que no solo los príncipes del capital (y sus princesas) tienen derecho a defender sus intereses. Que de intereses se trata este asunto de la lucha política y la convivencia democrática. No es descalificando al ciudadano pobre por preferir a estos morados como se ganan unas elecciones, sino demostrando y convenciendo a ese ciudadano de a pie que, en un gobierno suyo, seguirá disfrutando de los beneficios del estado de asistencia social y su Solidaridad que cité ahí arriba, que se luchará por una más justa distribución de las riquezas, y se enfrentará lo que en el país nunca se ha enfrentado porque ha sido y es el combustible que ha movido la lucha político/empresarial electoral desde Lilís hasta ayer; claro que hablo de corrupción, esa que “hace” gobiernos de los que, cada cuatro años, salen nuevos ricos, grupos, corporaciones. Y ahora hablo de unos nuevos ricos, cuyos hijos, -pasados los años y con una amnesia selectiva- militarán indignados por tanta corrupción e impunidad, y olvidarán el origen de la fortuna del padre con la que se pagó su maestría y el english course en Suiza. ¡No te jode!

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