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ORLANDO DICE

CNM, un todo incluido

UNO: ¿LO MISMO OTRA VEZ?.- Si se vuelve con el can de que se quieren jueces independientes y de prohibir a los propios buscar un asiento en las altas cortes, el tiempo, que --como decía-- pasa rápido, no deja huellas y aun con los libros abiertos no se aprende la lección. Sería lo mismo de la otra vez, y no tiene provecho chocar dos veces y de seguido con la misma piedra. Hablar de jueces independientes es una ociosidad, pues entre los perfiles posibles no se cuenta esa condición. Cada notable viene al mundo con una militancia debajo del brazo, y podría cambiarla, pero no apartarse tanto de los partidos que pueda vérsele como ajeno a sus causas. En el caso del PRM debiera recapitular y averiguar por qué José Francisco Peña Gómez propuso una vez, y se le aprobó, una moción honesta, de que en los órganos de arbitraje las principales organizaciones políticas tuvieran su representante. Así no se tenía mayoría, pues los contrarios tenían la sartén por el mango, pero sí ojos para ver y evitar desbordamientos insidiosos. La fórmula no fue mala, ni tampoco la experiencia, pues ni la denunció ni la dejó sin efecto. Si no quiere honrarse el legado del fallecido líder, debiera plantearse otro canon y no solo quedarse al margen...

DOS: UN EJEMPLO ENTRE MUCHOS.- Excluir a los propios del escrutinio --entre muchas cosas-- es una contradicción. Se pertenece al Consejo Nacional de la Magistratura por derecho constitucional, y no tiene sentido ni lógica que se haga una selección atendiendo al interés del contrario. Pues solo el PRM diría que no a sus parciales, los demás partidos o de manera abierta o simulada postularían a dirigentes, miembros o asimilados. Las altas cortes son instancias de poder, y ninguna entidad política con clara vocación de poder puede marginarse. Dejar que el adversario haga y deshaga y solo observar o protestar cuando la decisión sea en su perjuicio. La Constitución del 2010, al crear nuevos poderes y acreditar los viejos, dándoles mayor categoría y rango, favoreció la institucionalidad. Nadie pone en duda la importancia de estos órganos, y los partidos -sean del gobierno o de la oposición- deben andar pianísimos, con sumo cuidado, ya que cualquier extravío o desempeño anómalo pueden dar lugar a fallos adversos. El Constitucional, por ejemplo, acaba de llenarse de gloria al rechazar un recurso ignominioso contra la Carta Magna. Lo que se pensó sería pan comido ni siquiera migas para las palomas del parqueÖ.

TRES: ENTRE CONSTITUCIONALISTAS.- El Tribunal Constitucional podría ser el más vivo ejemplo de lo que voy diciendo. Deben llenarse cuatro plazas que quedarán vacantes por razones de edad y cumplimiento de mandato. ¿Dónde encontrar cuatro buenos abogados constitucionalistas que sean independientes? Que con Diógenes no se cuente, que no es verdad que va a abandonar su tinaja o tirarse a las calles con una lámpara al mediodía a buscar un hombre honrado. En este caso un constitucionalista independiente. El PLD, si le preguntaran, podría referir su experiencia, que no es muy vieja, casi reciente, cuando quiso recabar opiniones edificadas sobre las primarias. De si era cierto que la modalidad abierta violaba la Constitución. El comité Político tuvo que dejar el tema sobre la mesa, pues no fue posible seleccionar un jurado que fuera equidistante de Leonel Fernández y Danilo Medina. Era decidir entre la causa de Fernández y Medina, y se entrevió ciencia sería tramposa, dados cargados, o que sería imposible que llegaran a consenso. ¿Qué sucedería si tuvieran que arbitrar una situación más general y menos de grupo? Como se decía en otros viejos tiempos: “Qué Dios nos coja confesados”...

CUATRO: LIBRADOS A SU SUERTE.- La concurrencia sin duda será masiva, y los aspirantes con mayores habilidades buscarán la forma de que no descubran sus parcialidades. Como el PLD como partido falló en un escrutinio, incluso más íntimo, habrá que ver cómo el Consejo Nacional de la Magistratura libra su suerte. Quienes ejercen la política como si fuera minería, y saben cómo se bate el cobre, no desdeñan procedimientos. La oposición dirá que no a este o al otro, pero más tarde o más temprano tendrá que decidirse, y sea que lo haga al inicio o al final, como entre los nominados no hay ninguno que responda a sus intereses, habrá atajado para que el oficialismo enlace. Como se supone que el examen se hará de cara al país, los sectores darán seguimiento al proceso y después no habrá pero que valga. Las maniobras por igual serán fallidas al momento de pasar balance. Se recuerda que la ocasión anterior, ya resuelta la escogencia, los representantes de la oposición no comparecieron a la rueda de prensa en que se hizo el anuncio, y tampoco asistieron a la juramentación. Fue una forma poco elegante de desvincularse de lo que ya era un hecho, y no era posible salvar la cara cuando la gente vio cómo se manejaban con las manos. Un jurado que se subordina en una parte no puede declararse independiente en la otra. Lo del CNM es un todo incluido...

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