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ORLANDO DICE

Hipólito, Danilo y Vargas

UNO: INTELIGENCIA TUERTA.- Con Hipólito Mejía se da una suerte de inteligencia tuerta. Se le descalifica como político y como candidato con una acusación que si fuera verdad, habría que reconocerle genialidad. La amistad o las relaciones con Danilo Medina las consideran pecaminosas desde todos los puntos de vista. Unos dicen que cuando ataca a Leonel Fernández busca servir su cabeza en bandeja de plata a Medina. No conozco el pensamiento íntimo de Mejía, ni la intención final de sus reconvenciones al presidente del PLD, pero sí se cree que puede sacarlo de competencia, su afán lo convierte en una pieza importante. El domingo se lanzó formalmente tras la nominación del PRM, y Luis Abinader saludó la iniciativa como buena (aunque asesorado –de seguro-- por el doctor Merengue), por lo que sorprendió que fueran los seguidores de Fernández que aprovecharon la ocasión para colocar banderillas al Miura. Era de esperarse que fuera Abinader que lo enfrentara, pues la lucha interna deberá darse entre los grupos que encabezan. Sin embargo lo hizo la gente de Fernández, que no es del PRM y se supone que no le va ni le viene lo que se decida internamente en esa agrupación política. Si le tiran, y de una vez, significa que no es tan poquita cosa…

DOS: REMATAR QUINIELAS PELADAS.- En esos cálculos locos de la política de estos tiempos, se da como un hecho que Danilo Medina apoyará a Hipólito Mejía para cerrarle el paso a Leonel Fernández. El síndrome de Joaquín Balaguer con Jacinto Peynado, aunque con las lógicas variantes. Lo de Balaguer no fue en esencia una acción contra Peynado por Peynado mismo, sino contra José Francisco Peña Gómez, entendiendo que un frente con el PLD o una candidatura de Fernández serían estratégicamente más exitosos. Razón no le faltó al verse el resultado. El liderazgo de Balaguer fue suficiente para mover el voto reformista a favor de Fernández, y de seguro que al revés hubiera sido imposible, más que difícil que los peledeístas respaldaran ciento por ciento a Peynado. Ahora sería apoyar uno de fuera para tumbar uno de adentro. A Mejía para deshacer o disminuir las posibilidades de Fernández. Fernández todavía no es candidato, por lo que todo lo que se habla es peor que una cita ciega. Además, la experiencia no ayuda en ese sentido. Hubo expectativas en su momento de que Medina apoyara al candidato del PRD, en desquite o venganza cuando el Estado lo venció, y esa cábala no se dio. Lo mismo se pensó de Fernández en perjuicio de Medina, y tampoco. Sería como rematar quinielas peladas…

TRES: ENTRE EL MANGO Y LA CHIVA.- Lo cierto es que hay sectores que creen una cosa y también la otra. Que Hipólito Mejía trabaja a favor de la causa de Danilo Medina cuando ataca a Leonel Fernández y que Danilo Medina, si no va, respaldará a Mejía para que Fernández no se salga con la suya. Hipótesis sobre hipótesis, porque Mejía tiene la determinación de ser candidato del PRM (habló de que había que partirle el pescuezo antes de no serlo), pero la verdad que todavía no lo es. Y lo mismo ocurre con Fernández que afirmó que no dará marcha atrás y rugió su vieja consigna de “e pa’lante que vamos”. Lo contingente siempre es imprevisible e impredecible, y lo es más en un país en que el día más claro llueve, o se inunda una región mientras en la otra hay sequía. Aunque lo que importa resaltar por ahora es el cálculo, la apuesta, la lotería a mitad de semana. Incluso la posibilidad vale por auspiciosa. Si Mejía estuviera moviéndose en esa pendiente, sabiendo de antemano que no está enjabonada, no sería lo que sus oponentes creen o quieren hacer creer: su torpeza y entrega. Joaquín Balaguer se confió en que el mango algún día caería de la mata, y se le dio con Rafael Leonidas Trujillo. El propio Mejía consideró apropiado amarrar una chiva en el patio de la Máximo Gómez 25, y cuando no pudo cruzar el umbral del cincuenta por ciento, Balaguer se la devolvió más gorda…

CUATRO: OPORTUNIDADES CALVAS.- Miguel Vargas, cada vez que tiene oportunidad, anuncia y reitera que el PRD irá a las elecciones del 2020 con candidatos propios. La gente de adentro y de afuera sabe o intuye que está preparando fuego para su sardina. Vienen los pero, y el principal pero es que el partido blanco hace mucho que fue olvidado por las encuestas y en todo caso fuera de competencia. Pregunta alguien: ¿Con qué se casa un guardia?, y el chusco se ríe a mandíbula batiente. Sin embargo por fuera aparece el guardia, con recurso y oportunidad. Al PRD vuelven antiguos miembros que se habían ido con el PRM, y como se vive al acecho, nada pasa desapercibido y todo resulta sospechoso. Los transeúntes no pertenecen al grupo de Luis Abinader, sino que --al recordar-- se tiene que eran de Hipólito Mejía. ¿Por qué seguidores de Mejía que se sienten maltratados en el PRM retornan al PRD? Respuesta clara no hay, pero sí pálpitos. De ahí que cuando se ve y se oye a Mejía y a Vargas en público: –“¿Cómo te va, Micky? –¿Qué se cuenta, ingeniero? ”, los inteligentes piensan y sacan conclusiones. Se aconsejaba no meterse en pleito de marido y mujer, pero eso era cuando la violencia de género no era la epidemia de estos días. Pero sí vale la advertencia de tampoco meterse en pleito de familia, pues entre las virtudes de la política está que arregla y desarregla. Las oportunidades de Mejía (no sé por qué) las pintan calvas…

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