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VIVENCIAS

Caja de intenciones

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Juan Francisco Puello HerreraSanto Domingo

En la capilla de una parroquia fue colocada al pie del altar una caja de cartón sin tapa, y a su izquierda una libreta y un lápiz, en la que los fieles podían apuntar y colocar sus intenciones en la celebración eucarística. Estas intenciones que se apuntan están a la vista de todos, pero a nadie se le ocurre leerlas para ver su contenido y de qué tratan. Me imagino, que las intenciones frecuentemente se refieren a peticiones que se le hacen a Dios para que ayude al peticionario a superar un problema que le afecta.

Entiendo, a manera de propuesta, que esto de la caja de intenciones debe manejarse igual que los colores utilizados en los contenedores y papeleras de reciclaje de residuos sólidos. Por ejemplo: el color azul para papel y cartón; el color amarillo para plásticos y envases; el color verde para vidrio; el color rojo para desechos peligrosos; el color gris para resto de residuos; el color naranja para material orgánico.

Los colores en las papeleras o cajas de intenciones pudieran establecerse de la siguiente manera: el color azul para los enfermos; el color amarillo para los matrimonios disfuncionales; el color verde para asuntos espirituales; el color rojo para los conversos; el color gris para los fallecidos; el color naranja para el reconocimiento y enmendar las faltas cometidas en la vida cristiana. Otros colores pueden identificar diversos aspectos o eventualidades de la vida del creyente ya que no es limitativo.

La propuesta en cuestión, podría acarrear una serie de inconvenientes, que van en orden a estas consideraciones: la necesidad de obtener una aprobación eclesiástica para su implementación, los comentarios innecesarios, la curiosidad malsana y las miradas pendencieras dirigidas hacia qué caja se dirige el peticionario, con la correspondiente distracción de lo verdaderamente importante que es la Eucaristía.

No obstante, de implementar lo propuesto, tendría la ventaja de calcular el rango estadístico de las intenciones echando solo una mirada a las cajas por su volumetría.

Incluso, para hacerlo más fácil pueden tener las cajas de peticiones en su exterior unas líneas marcadoras de nivel para establecer su cantidad.

Uno de nuestros mejores dones es la imaginación decía José Luis Martín Descalzo. Por esto, nada impide imaginar que algún día el que se dice cristiano, lleve con espíritu de humildad el fardo pesado de sus inconductas, y por supuesto que haga el correspondiente depósito en la papelera color naranja.

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