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ORLANDO DICE

La reunión del PLD

UNO: DEUDA PENDIENTE.- El PLD le debe a la opinión pública nacional una reunión del Comité Político, en que si la sangre no llega al río, por lo menos salga a la calle. Eso de comprar palomita de maíz y sentarse a esperar que se arme una memorable, y después oír a Reinaldo Pared lo más quitado de bulla decir que el encuentro fue un éxito, es un engaño de taquilla. Hasta las expectativas se incomodan, pues --contrario al genio-- no las dejaron salir de la botella. Habrá que cambiar el libreto y sustituir la partitura, pues fallan los actores y también la orquesta. Lo interesante del caso es que se trataron los asuntos que se suponían eran de agenda. Aunque no se tiene claro si en la ocasión, animal domesticado o amaestrado, pues las votaciones fueron ejemplares. Todas a unanimidad. Fueron rápidos, pero no furiosos, y lo importante no es el registro de tiempo, sino el promedio de resultado. ¿Para qué entradas extras si el partido estaba decidido antes de empezar? Se decía que “la hit no gana juego”, ahora puede afirmarse lo mismo respecto a las redes. Con tuits, por muy insolentes que sean, no se altera una mayoría ni se rompe un orden establecido...

DOS: PARA LA PR”XIMA.- La reunión del Comité Político del pasado lunes fue tan fluida y emocionalmente inteligente, que asuntos que eran propios que se trataran, fueron dejados pendientes para septiembre. El encuentro se satisfizo a sí mismo con temas ligeros (light diría alguien) e inminentes, como los bufetes directivos de las cámaras, igual de los ayuntamientos, la sustitución de los suspendidos secretarios de Organización y Finanzas, el reintegro de Roberto Rosario, y cosas menudas y parecidas. Lo contrario hubiera sucedido si se hubiese puesto sobre la mesa el caso de Franklin Almeyda, a quien se quiere juzgar o amonestar por su desconsideración a los senadores de su partido. Almeyda posiblemente no haya leído a Arturo Pérez Reverte, su novela Los Perros Duros No Bailan, pero tiene -al igual del escritor español- un alto concepto de la inteligencia de los canes. Aunque debe reconocerse que el general de campo de Leonel Fernández se comporta como el más disciplinado de los reclutas cuando está frente a sus pares del CP. Lo suyo es en los medios de prensa y ahora en las redes, donde pierde el control y ataca al bando contrario y no se olvida del PRM. El cual le dio a su jefe político un caramelo y cuando lo abrió solo encontró papel. Lo de Almeyda, entonces, se quedó para la próxima...

TRES: IDA DE PRONTO.- La prensa resaltó la brevedad de la reunión del Comité Político, y se tiene la impresión de que hubo acuerdo previo. La verdad que si lo hubo no fue en el local de la Casa Presidencial, pues Leonel Fernández y Danilo Medina no se juntaron previamente como es costumbre. Incluso al parecer la agenda fue decidida con anterioridad y por otra vía. Posiblemente, pero es conjetura, cuando Fernández llamó a Reinaldo Pared para solidarizarse por el acumulo de cancelación de visa. Los mandamases por igual se saludaron como es habitual, aunque no hablaron tanto como en otras ocasiones y dan a entender las fotos. Algo que fue notorio, pero no advirtieron los reporteros fue la salida pronta del exmandatario, quien siempre se queda conversando con compañeros o sostiene reuniones en sus oficinas. Eso no ocurrió el pasado lunes y se pensó que tenía otro compromiso. Aunque su artículo en día martes, cuando publica lunes, llevó a considerar a posteriori que fue a terminarlo o a corregirlo o a mandarlo. El retraso en sí mueve a interpretación, y mucho más al observar el tema. No escribió domingo para lunes, y todavía lunes temprano no tenía listo el material, porque todavía -entonces- tenía la esperanza de un entendimiento de último minuto con el PRM...

CUATRO: ¡AY, TANA, LA MARICUTANA! Debe recordarse que el PRM convocó para el lunes a las tres de la tarde a su Dirección Ejecutiva, y que era para tratar varios asuntos, pero sobre todo la Ley de Partidos. Incluso los diputados fueron citados para las cinco. La reunión del Comité Político empezó a las 7 y 10 y concluyó a las 8 y media, en tanto que la de la Dirección Ejecutiva terminó a las 8 y 45. Entonces -se supone- era cuando Fernández podía enterarse que todo estaba consumado. Le pasó justo lo de la Maricutana: Se le fue la liza después de segura, y se le fue en una noche oscura. El fastidio se entiende, aunque parece que Fernández no tuvo clara la situación. No supo o no quiso saber que seguidores suyos --muy cercanos-- mantuvieron una indebida y excesiva presión contra Moderno, e incluso llegaron a descalificar a Luis Abinader. Lo de Hipólito Mejía iba por otro lado, pero igual si se tiene en cuenta que la votación fue unánime. Los de Mejía y los de Abinader. Las diferencias se perdieron y los consensos se encontraron en una sola jornada. La del lunes en la tarde, cuando después de un reporte pormenorizado de Alfredo Pacheco y Víctor D’Aza, y con todas las preguntas y respuestas posibles, se asumió la legislación...

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