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ORLANDO DICE

PRM y los papeles de Faride Raful

UNO: UN SOLO TEMA.- Si el PRM cree que los Papeles de Faride o el caso Joao Santana dan para toda una campaña y facilitaría ganar las elecciones del 2020, debe insistir en el asunto. Que sus diputados se levanten en cada sesión de la Cámara y soliciten su inclusión o el nombramiento de la comisión que investigara a fondo los negocios entre el gobierno y el estratega brasileño. Si considera que ese es un flanco débil de la administración de Danilo Medina, justo que lo golpee donde más le duela o se pueda defender menos. El debate favorece la democracia, como dijo la vicepresidenta Margarita Cedeño, y la transparencia debe dejar de ser una palabra y constituirse en práctica continua. Sin embargo, debe reconocer fragilidades o a aspectos a tener en cuenta. Así como debe temerse al hombre de un solo libro, cualquier partido o candidato debe cuidarse de los monólogos, o de que no sean tan largos que ocupen todo el tiempo. El país tiene tantos problemas, que enfrentar uno solo no sería suficiente para ganarse el favor del electorado. Además se tiene comprobado que la lucha contra la corrupción da prensa, pero no gana comicios. El PLD lleva cuatro períodos de corrido y debió caerse en el primero.

DOS: ¿NUEVO SUNLAND?.- El PRM debe recordar lo que sucedió al PRD, su indudable vientre, cuando se encaprichó con el contrato de la Sunland. El asunto no era fácil de digerir electoralmente, no fue explicado convenientemente en términos políticos y la Suprema Corte de Justicia se retrasó demasiado. Una sentencia pudo haber sido la diferencia, pero el fallo no se produjo a tiempo, o cuando se dio, ya el nuevo mandato estaba instalado. El PRM debe acopiar esa experiencia y disponer que en la recamara de su fusil haya balas diversas, pues los disparos sueltos, como francotirador en la manigua, no siempre aprovechan. Así que los Papeles de Faride o el negocio de Joao Santana alcanzan para una primera salida, pero solo si tiene relevos preparados, de manera que hasta los extra innings estén considerados. Después de 20 años en el cuadrilátero el púgil del gobierno sabe eludir las cuerdas y pelear en el centro y evitar el cuerpo a cuerpo. Los estrategas oficiales pensaron en una nueva embestida, o en una respuesta más apropiada, y usando a terceros, pero se dieron cuenta de que los vientos de la opinión pública no soplaban a su favor, que no era conveniente mantener la confrontación, y que era mejor replegarse, pues el debate solo aprovechaba a la oposición.

TRES: MUERTO SIN BATALLA.- Sin duda que mataron a un general con la elección de un nuevo vocero del PRM en la Cámara de Diputados. El cambio es bueno, y mucho más en un partido que quiere dar notaciones de moderno, pero solo si no afecta ego o altera posicionamiento. A Alfredo Pacheco le salió un contrincante por la izquierda cuando menos lo esperaba o -en cierto modo- de sorpresa. Si Pacheco no hubiera aspirado, la escogencia de Ronald Sánchez hubiese sido un natural relevo. Pero no, hubo conflicto, e incluso se quiso resolver de la mejor manera, y al no lograrse un entendimiento oficioso, hubo que dejar a la democracia interna fluir. Ahora vienen o quedan las versiones. Cuentan que Luis Abinader medió, que se reunió con los dos, con Pacheco y Sánchez, y que lo hizo a petición de ellos. El grupo de Hipólito Mejía no presentó candidato, pero ahora -por lo bajo- reivindica como suyo al electo, y por igual al vice vocero Wandy Batista. Bueno... De ser así, las implicaciones podrían ser muchas. La gente de Mejía estaba acechando a Pacheco, y lo estaba acechando desde la primera reunión de la Dirección Ejecutiva, cuando se replanteó el tema de las primarias. Los seguidores interpretaron la nueva posición muy cercana a Leonel Fernández. No lo dijeron, pero se la guardaron.

CUATRO: EL OFICIALISMO EN PIE.- Andan diciendo que desde el Palacio Nacional están llamando a connotados dirigentes del grupo de Danilo Medina, para que no hagan coro con los precandidatos. La especie circula, aunque no se sabe en qué esquina se originó, y el propósito no hay que adivinarlo. Cae solo. E incluso podría dar lugar conjeturas diversas, y una sería impedir que los entusiasmos creen pugnas y provoquen división. Como siempre, el desmentido sale a corregir lo mal dicho. Ese no es el ánimo de los inquilinos de la Casa de Gobierno. Ni del presidente ni de sus colaboradores más cercanos. La línea sería todo lo contrario. Que los reciban a todos, pero que no se comprometan por ahora. Como no hay un delfín, que todos tengan las mismas oportunidades, que la lucha luzca pareja y que -al final- el que tenga más saliva coma más hojaldre. Una impresión falsa, y que se sabe que es falsa porque desde el primer momento todos los precandidatos están sometidos a un monitoreo incesante. Se miden o comparan a unos con otros, pero también se miden y comparan con Leonel Fernández, el referente natural. La situación parece divertida, pero nunca a lo Jochy Santos. Lo real es que el grupo de Medina se moviliza, y se sabe para qué, pero no para quién. Fernández busca firmas, Medina engrasa maquinaria.

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