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ORLANDO DICE

La vicepresidenta le echó una mano a Faride

UNO: CAMBIOS DE ÁNIMO.- Las feministas en los tiempos de mi juventud pertenecían a diferentes corrientes ideológicas y militaban en distintos partidos, pero eran amigas, se mantenían cercanas y colocaban la causa por los derechos de la mujer por encima de la coyuntura y la circunstancia. Las feministas de esta época forman círculos cerrados, levantan banderas caprichosas y difíciles de ondear, se defienden entre sí, no el género de manera conjunta, y no ven más allá de su núcleo o colectivo. Lo de Margarita Cedeño cambia el orden de los factores, sugiere una conducta nueva y a partir de ahora las mujeres evitarán discriminarse por razones políticas o verse por encima del hombro, como si en el escenario de lucha unas fueran superiores a otras. Leonel Fernández -posiblemente- conozca más, tenga mayor colindancia o mejor relación con Faride Raful que Margarita Cedeño. Sin embargo, fue Margarita Cedeño que dio la cara por ella y defendió su derecho a indagar y reclamar transparencia en un asunto políticamente muy delicado. No es fácil estar en el Palacio Nacional y no corresponder como los demás inquilinos de la Casa de gobierno.

DOS: EL GÉNERO PES” MÁS.- Me preguntó más de uno y más de uno les respondí cuando me dijeron: “¿Y esto?” - “Margarita Cedeño es la segunda de abordo en el gobierno y figura del uno al tres en todas las encuestas sin haber puesto un afiche ni expresado aspiración, y sin embargo, la ignoran. A ella no le queda de otra que hacer su propio ruido, marcar la diferencia”. Tiene que haber analizado muy bien la situación y sabido que tomaba riesgos al distanciarse de la tribu. Aun cuando lo hiciera con líneas inteligentes y cuidadosas. Dijo que Faride Raful merece respeto, y si hizo el llamado fue porque vio que el debate se salía de madre y que a la honorable Raful no se le estaba tratando con la consideración debida a una representante de los poderes del Estado. ¿Habría hecho lo mismo sin quien hubiera estado en el ojo del huracán fuera un hombre? Esa es una respuesta que se produce sola. Mencionó el nombre de Faride Raful y no de los otros legisladores del PRM que patrocinaban la moción. El género pesó más que la circunstancia, y sin duda pensó más como mujer que como política, pues lo justo era que asumiera la cuestión de manera más general. Aunque debe reconocerse que Raful se convirtió en la estrella de la película, ‘Los Papeles de Faride’ lleva por apelativo la obra y suyos fueron los mayores peligros.

TRES: DECISIÓN PROPIA.- Margarita Cedeño no convocó una rueda de prensa para expresar público apoyo a Faride Raful, ni lo hizo respondiendo preguntas de los periodistas que cubre la fuente del Palacio Nacional. Se libró sola, lo hizo en su cuenta de Twitter, creando su propia etiqueta. Un asunto de redes, pues el debate se llevó a cabo por todos los medios, pero fue más pugnaz en las redes. Por un lado andaba en Faride-miente y por el otro el Faride-no miente. La vicepresidenta aportó el ‘Bien por ti Faride’. Incluso vale discernir las implicaciones. Cuando dice bien por ti, está diciendo mal por otros. Otros son muchos, pero sobre todo la bancada de diputados del PLD que le mató el gallo en la funda a la colega del PRM. Entre los replicantes estuvo el presidente de la Cámara, el cual declaró no compartir la posición de la doctora Cedeño. Aun cuando existían otros aspectos, como el enriquecimiento del debate, la debida transparencia y la responsabilidad de rendir cuentas. Lo apropiado era que Rubén Maldonado dejara correr esa pelota, pues tomada la decisión, haría bien a la Cámara y a los peledeístas que se olvide la cuestión. Llover sobre mojado, inunda la tierra y ocasiona lodo. Y los lodos no solo ensucian, también dificultan el paso.

CUATRO: NO MÁS TWITTERS.- La gente del Palacio Nacional, para hablar en término general, es muy aficionada al Twitter. Roberto Rodríguez Marchena hace mucho que abandonó las notas de prensa o dejó de informar directamente a los periodistas. Prefiere un medio que asegura distancia, evita réplica y llena a cabalidad el cometido de dar a conocer lo que sea de interés para el gobierno. José Ramón Peralta es frecuente, casi habitual, y no solo se entera vía Internet, sino que dispara, aunque no siempre con la mejor puntería. Sin embargo, ni Peralta ni Marchena contravinieron a la vicepresidenta, dejando que el chisme se quedara en la calle. Aunque leyendo bien, no hay agravio. Margarita Cedeño le saca su comida a la administración de la que forma parte, pues reivindica la transparencia como algo propio de los gobiernos del PLD y reconoce que el ministro facilitó la información disponible y que -de ser posible- respondería cualquier otro requerimiento. Todo se queda entonces en respaldo público a Faride Raful, sin criticar ni lesionar al gobierno, pues como no interfirió el debate, no tiene pulgas que le saquen. Diferente hubiera sido si se nombra la comisión y el Ejecutivo no colabora y cierra todos los caminos del entendimiento.

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