Aunque duela

Ojalá fuera verdad la versión de que, pese a todas las escaramuzas políticas y las tardanzas innecesarias para hacer realidad la muy esperada Ley de Partidos, los sectores Danilo-Leonel habrían afinado un acuerdo, y que el Ejecutivo convocaría a una prórroga de la legislatura, que está a punto de concluir, para que finalmente se apruebe la controvertida pieza legislativa. En la irresponsabilidad y en las conveniencias particulares del liderazgo partidario, que en el fondo no quieren control y prefieren administrarse en el desorden, está la culpa de que este no sea un caso cerrado y resuelto desde hace tiempo, y de que los legisladores no estuvieran inversos en el conocimiento de otros aspectos fundamentales relativos al desarrollo y al fortalecimiento institucional del país. El Congreso -desde hace largo tiempo- se ha caracterizado por la defensa de los intereses que allí convergen y por salirle muy costoso al pueblo, pero no ha estado jugando el rol de fiscalización y de control signado en la Constitución de la República. Peor aun, algunos legisladores no tienen claro cuál es su papel institucional, cuando -a decir de Camacho, próximo titular de los diputados- su colega Faride Raful no escogió el escenario adecuado (¿) para presentar los papeles aquellos sobre los contratos a Joao Santana, que tanto revuelo han causado. La vicepresidente Margarita Cedeño sí estuvo clara y acertada, cuando (en salida que le engrandece y le diferencia como ente público con cabeza propia) al pedir respeto para Faride en su desempeño como legisladora, expresara que: “Al final de cuenta, el debate enriquece nuestra democracia y la transparencia que hemos sembrado en los gobiernos del PLD. Rendir cuentas es parte de nuestras responsabilidades”. Y es verdad... Servio Tulio Castaños y la Finjus también lo recuerdan de manera oportuna. Entonces, algunos del propio PLD pudieran no ver bien y sacarle filo a la declaración de doña Margarita (más que una defensa a Faride, es una llamado al respeto por la institucionalidad), pero la vicegobernante lo que ha hecho es ofrecerle un gran servicio al gobierno y al país, planteando algo que muchos otros -desde el Comité Político y desde otras instancias moradas- deberían decir o hacer, pero que simplemente callan. He oído que los mejores amigos de los amigos -y de los Presidentes- son los que se atreven a decirle, no las cosas que quieren escuchar y que resulten agradables al oído, sino aquellas que incluso los puedan hacer llorar, poner a pensar y llevar a reflexionar. Bufones y amigos de ocasión hay muchos, pero quien se atreva a decir la verdad, aunque moleste y duela, muy pocos. Ahí esta la gran diferencia.