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Buena cara

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Aunque no sea de conocimiento del gran público, cuando los viajeros entran al área de Migración de los aeropuertos del país intervienen representantes de varios departamentos oficiales en el registro, chequeo y control de los pasajeros y del equipaje que llevan. Cada representante de agencia tiene -y juega- su rol específico, pero en la diversidad del personal actuante, los viajeros -satisfechos o no con el servicio y el trato recibidos- no distinguen generalmente a qué institución pertenece el agente que se gana el reconocimiento por una buena acción o el reproche por algún manejo incorrecto, según sea el caso. En la confusión de roles por parte del público, son muchas las veces que a la hora de alguna crítica por algo que no se vea bien o alguien que se sintiera mal, a quien se le pega el “muerto” o achaca responsabilidad incorrectamente es a Migración. Fue el caso que referimos en la entrega anterior, relativa a unos turistas americanos, que -especialmente por una falta de información y de comunicación debido a la diferencia de idiomas- el domingo anterior al mediodía se vieron en unos apuros innecesarios, cuando se les impedía pasar unos souvenirs alusivos al país adquirido durante su visita. Y Migración, como es natural, no tiene por qué pagar platos que otros hayan roto, si aunque haya ocurrido algo en la vecindad, no ha sido suya la responsabilidad. En realidad, esta institución se encarga del chequeo y control de las personas, vía su documentación, pero quienes tienen que ver con contenidos del equipaje que estén prohibidos y demás asuntos, son el Cesac y Aduanas. Por ahí anduvo, entonces, el incidente del domingo, que insistimos en que afecta la imagen del turismo del país. Es verdad que hay reglas y normas internacionales que hay que cumplir y hacer cumplir; y mucha gente desentendida y que alega ignorancia. Pero de todas maneras, es deber de las agencias oficiales -de todas- ofrecer la mejor cara de los dominicanos y el trato afable al viajero -turista o no-, para lo cual debe tenerse siempre personal capacitado, que hable más de un idioma y pueda entenderse con la gente. Además, que ese personal destacado en los aeropuertos cuente con la debida vocación del servidor público. Y es que para bregar y tratar con gente no se puede poner a cualquiera, porque aunque las leyes y las normas son para cumplirlas y aplicarlas, siempre hay formas y modales para llevar a la gente a entrar en regla, sin que se sienta maltratada o abusada. Una sonrisa, una atención, una satisfacción al usuario, al ciudadano, no cuesta nada ¡y vale -y resuelve- tanto!

Gracias a la Dirección de Migración y a otras autoridades que se interesaron por el tema. encar-medios@hotmail.com

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