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PENSANDO

Los intereses del aborto

Los grandes conflictos en la historia de la humanidad han tenido un denominador común que es la lucha por el poder económico. La sociedad se rige más por su poder adquisitivo que por sus acciones licitas y morales. La concentración del poder mundial se mide con base a las reservas económicas representadas en la inversión del armamentismo nuclear que atenta contra la supervivencia humana. De ahí que la libertad de los individuos está supeditada al acumulo de riquezas para adquirir bienes y servicios al margen del respeto a la vida. El poder del dinero ha controlado la forma de adquirir los recursos lícitamente, patrocinando la práctica ilegal de hacer fortuna con la facilidad de lograr enriquecerse, sin controles al margen de los procesos éticos que nos exigen la transparencia de su legitimación. No importa los medios para conseguir grandes capitales, destruyendo a los que han utilizado su capacidad en favor de la humanidad. La complicidad de los poderes económicos arrastra en su paso a los más inocentes y desvalidos ciudadanos, que injustamente soportan el peso de la codicia de los insaciables. Un ejemplo elocuente de los asesinatos más execrables de la conducta inhumana para defender sus intereses, es la práctica del aborto. Sectores de poder en el mercado farmacéutico actúan en complicidad con los verdugos que obstruyen el proceso natural de la vida, degradando la maternidad post coital, provocando que la mujer luego de unas horas vea interrumpida deliberadamente la gestación de un ser con la ingestión de la píldora del “Día Después”, impidiendo así la implantación del óvulo ya fecundado, iniciador de la vida. El uso de dispositivos intrauterinos crea un ambiente hostil donde el óvulo fecundado no puede sobrevivir, vulnerando el concepto de procreación que solo Dios nos lo da como muestra de Su amor. Entendamos que el óvulo fecundado o cigoto es un nuevo ser distinto a su padre y madre, con un patrón geno y fenotípicamente independiente. Esta práctica criminal estimulada por intereses económicos, tiene la contundente advertencia en el 5to. Mandamiento que reza: “No Matarás”, y así será juzgado ante el Tribunal de la Justicia Divina.

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