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PUNTO DE MIRA

Letras pequeñas en Ley de Partidos

En la propuesta Ley de Partidos hay que estar atentos a las letritas pequeñas que incluyen los contratos, porque se quiere anexar en el texto que sean los organismos superiores de los partidos los que determinen los procedimientos electivos. Esto deja un espacio para la especulación ya que de esa manera podría excluirse a las militancias. Lo correcto es que los estatutos normen las actividades de los colectivos. Dejar a los comités político o central escoger los candidatos, es una variante de las primarias abiertas porque en definitiva se anula a las militancias de los partidos y eso es inconstitucional. Lo pecaminoso de esos procedimientos es que un grupito manipula el resto. Esos dedos de la mano política recibirían el soborno que flota por parte de las intenciones reeleccionistas. Al proyecto continuista le resulta mucho más fácil y barato negociar con pocos.

Ya los reeleccionistas pagaron mucho para obstaculizar la probación de la Ley de Partidos y por eso se ignora hasta dónde llega el compromiso de los judas. Habrá que esperar el texto final que evacuen los legisladores. No hay nada seguro porque el PRM ha dicho y contradicho. Afirma y modifica luego.

El PRM ha sido el blanco de las presiones del gobierno. Ya se dice que una parte de los legisladores de Luis Abinader fueron seducidos por la miel que fabrica el Banco Central. A eso se atribuye que se tranzaran por un proyecto que podría dejar las cosas inclinadas hacia Hipólito Mejía.

Hipólito es la parte externa de los reeleccionistas. Su participación en las elecciones del 2020 sería para justificar la repostulacion de Danilo Medina, porque Mejía no le gana ni a Chochueca. Con el dinero gobiernista le trancaría la vía a Luis Abinader. Esa es la esencia del proyecto M&M.

La tragedia del PRM como partido de oposición es que tiene el cáncer congénito de la división. Hipólito entregó como herencia política un cargo a Carolina Mejía, pero no se retira, sino que quiere seguir participando. Y no es que sueñe con volver al poder, sabe que su tren pasó, sino que tiene aguijones sin estrenar para lanzarlos a su adversario favorito. La Ley de Partidos nataguea con riesgo de manipulación por las manos de Hipólito y Danilo. Aunque parece que Luis claudicó, se ignora si el texto final aperruchará a los leonelistas o si estos aployan la reelección.

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