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EL BULEVAR DE LA VIDA

Señales imperiales

EL DESIGNADO. - Mientras Bartolo Colón se convertía en el lanzador número 34 de la historia del béisbol de Grandes Ligas, en el patio nacional, Félix Bautista, senador y secretario de organización del PLD, era “designado” por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, por lo que perdía su elegibilidad para entrar a ese país, y era impedido de realizar transacciones con sus entidades financieras, entre otras medidas. La nota asegura que el Departamento de Estado habría recibido “información fidedigna” de que el senador había cometidos actos de corrupción y sobornos para obtener contratos de obras públicas en Haití. Pero, ¿por qué esta acusación a un político extranjero en un tema (la reconstrucción de Haití y el robo que ella generó) donde los grandes acusados son dos miembros de una familia de políticos estadounidense, los Clinton, según afirmara en campaña el hoy Presidente de esa nación?

LOS NIóOS CANTORES DE VIENA.- Como ven, en la “designación” hay un “cocorícamo” que debemos encontrar. La primera reacción para explicar la cuestión lleva a uno a creer que, como afirman los místeres, todo esto es parte de las actividades de su gobierno contra quienes violan los derechos humanos o son acusados de actos de corrupción. Pero resulta que EEUU mantiene amorosas relaciones de codependencia económica y santo fornicio político con las más férreas e inhumanas dictaduras del mundo, violadoras de los derechos e incluso de los izquierdos humanos. No hay mayor corrupción que la muerte (enamorada o no). China comunista o Arabia Saudita son solo dos ejemplos. A esta decisión hay que encontrarle otras explicaciones fuera de la ética o la defensa de los derechos humanos, al fin, sus protegidos Somoza, Videla o Pinochet no eran los niños cantores de Viena.

EL NUEVO MONSTRUO. - Todo nos indica que, más que una medida contra quien ellos consideran corrupto, la decisión obedece a una estrategia para recuperar su disminuido liderazgo en América Latina en las últimas décadas, y ya me explico: Hasta la caída del muro de Berlín, sus más atroces violaciones a los derechos humanos se llevaban a cabo para “salvar” a los países “del demonio del comunismo”, pero el comunismo fracasó; luego, violaban soberanías, territorios, leyes de países amigos, con el pretexto de salvarlos “de las garras del narcotráfico”; entonces, fracasada también esa guerra, vemos cómo, de repente, un nuevo monstruo aparece para, con el pretexto de “salvar” la democracia, imponer leyes, y que sus representantes puedan hablar a la prensa en los palacios, y a las élites en los almuerzos, como si fueran procónsules romanos en Egipto, y hasta poner en funcionamiento con especial astucia a una sociedad civil y su ejército mediático, creados para tales fines en toda América. El nuevo monstruo es la corrupción.

COMO MANGOS BANILEJOS.- No es posible que en más o menos en un período de unos 25 años que, casualmente coinciden con la caída del comunismo, con el fracaso de la lucha contra el narcotráfico y el debilitamiento de su liderazgo en la América morena, los muy señores se hayan enterado de la tanta corrupción como padecemos, a manos de una partidocracia y unas élites económicas que ellos mismos de una u otra manera han propiciado, financiado, entrenado, promovido. Es así como, en pocos años, en América Latina con el pretexto de la corrupción, van cayendo gobiernos y apresados presidentes, como en Baní caían los mangos en los veranos banilejos de mi infancia. Lula, Ollanta, Alan, Martinelli, Funes, o Callejas, por decir.

RENOVACION O MUERTE.- ¡Pero cuidado! Que unos sean el infierno, no significa que sean los otros el paraíso. Los morados lodos éticos son los hijos del haber olvidado los principios de Bosch para tomar “los finales” del manual del Dr. Balaguer, (el más ilustrado y marrullero de los delfines de Trujillo y de un imperio que entre sangre y llantos de madre, en 1966 lo hizo Presidente de la República). Con ese “libro rojo” se dedicaron los morados a ganar y a ganar elecciones hasta casi morir de éxitos, y ahí están los hechos, el exhibicionismo fantoche, la desfachatez, el agravio. En fin, si lo mucho “hasta Dios lo ve”, cómo no iba a verlo el imperio y sus intereses, ahora que, sin comunismo ni narcotráfico, anda el pobrecito por la vida como un Marcel Proust americano: “En busca del tiempo perdido”. Por eso, la necedad de mi consejo a nuestra partidocracia reinante: se renueva o desaparece. ¿Comprende, comprende?

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