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El 911 y más para la seguridad social

El ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, está feliz por lo que el gobierno logra a favor de la seguridad ciudadana a través del 911.

Junto al incremento financiero del Programa de Medicamentos de Alto Costo y el fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica óambos de Salud Públicaó, la Asistencia Vial del Ministerio de Obras Públicas, la seguridad ampliada en el suministro de agua potable para los que reciben el servicio de la CAASD, la cuasi erradicación del analfabetismo y la transformación de los planteles escolares en centros reductores de pobreza, entre otros, el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad o 911 destaca como servicio cercano, accesible, disponible y de valor para la gente que lo reclama en los momentos perentorios: al ser arrastrada o asaltada por los accidentes, las crisis de salud o las innúmeras formas como embisten la anomia, sus violencias y exabruptos.

El 911 ha destacado como servicio eficiente a favor de la ciudadanía y, por demás, gratuito. El ministro Montalvo tiene sobradas razones para sentirse orgulloso de la marcha de esta iniciativa, emanada del presidente Medina a través de su despacho, a la que él ha dado cálido seguimiento.

Las estadísticas que presentó el Ministro anteayer, colectadas hasta mayo 2018, le permitieron afirmar que, en lo relativo a los asesinatos, el país vive una situación que no vivía hace 23 años: registró una tasa de homicidios de 13 por cada 10 mil habitantes.

Es decir, que el 911 se coronó, justificando su existencia y costo, al obtener el 92.72% de satisfacción en la ciudadanía. En el período, sólo falleció el 0.8% de los asistidos y apenas se materializó el 3% de los intentos de suicidio que atendió. Salud Pública es co-partícipe de ese logro.

Por tales cifras se debe felicitar al presidente Medina, al ministro Montalvo y al Director del 911 y su equipo. También a las instituciones que les dan soporte: Salud Pública, clínicas, Servicio Nacional de Salud, cuerpos de bomberos, Policía Nacional, etc.

Ante estos, el 911 intermedió para controlar el 68% de casos de violencia doméstica; el 63% de los robos, el 39% de las agresiones físicas, y para atender el 52% de los reportes de personas en peligro.

La asistencia a la gente y la intermediación del 911 ante las instituciones finales de servicio también permitió que disminuyeran a 2% los fallecimientos de los asistidos por dificultad respiratoria (mérito compartido con el Servicio Nacional de Salud). Su asistencia y ambulancias atendieron y trasladaron a los hospitales al 89% de quienes sufrieron crisis obstétricas. Su mediación propició que los bomberos controlaran el 55% de los incendios, reduciendo a 2% los heridos por esta causa.

Tales datos dicen que hay logros, que la vigilancia va bien y que las respuestas reclaman mayor atención: donde el 911 opera, la tasa de homicidios decreció 9.07% y el robo de vehículos en 25%.

¿Resaltó el Ministro que, aún con vigilancia del 911, el 91.03% de los homicidios triunfa, igual que el 75% de los robos de vehículos? ¿Forma indirecta de advertir que la violencia y los robos arropan? ¿Señaló esa realidad a los responsables de su control, reclamándoles mejoras? Pienso que sí, que su actitud es la idónea en funcionarios empeñados en que las cosas marchen mejor.

En tanto circulaban estas estadísticas, el Gerente del Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) solicitó públicamente un incremento presupuestario a favor de tres entidades del Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS). A saber: la Tesorería de la Seguridad Social (TSS), la Dirección de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA) y el propio CNSS.

Un reclamo que se revela necesario con la visita a las instalaciones de esas instituciones del SDSS y dado el carácter circunspecto del funcionario.

Desde su fundación, el SDSS ha enfocado sus metas de cobertura de la población y ha facilitado la participación del sector privado integrado a ella en el 3.3% del PIB. En esto han desempeñado rol principal las Aseguradoras de Riesgos de Salud (ARS) privadas y la solidaridad del gobierno, manifiesta desde finales del 2012, desde cuando el presidente Medina inició el aporte de fondos para afiliar a los más necesitados al Régimen Subsidiado (RS) del Seguro Nacional de Salud (SNS), por lo que hoy esa afiliación supera el umbral poblacional de la pobreza y la entidad emergió triunfante de aquella “malaria” financiera que la colocó al borde del colapso.

Suplir más fondos a esas entidades urge. Por ejemplo, la TSS cerró el 2017 con apenas RD$9,1 millones disponibles y en un mes ejecutó gastos por suministros operativos de sólo RD$535 mil. Para abril, 2018, sin embargo, su ejecución presentaba un “balance disponible” de RD$50.9 millones, resultado de una reingeniería que contrajo los gastos por servicios personales (RD$3.2 millones), material y suministro (RD$491 mil), detuvo la inversión en activos financieros y no financieros y mantuvo los pasivos bajo control.

La DIDA, por su parte, clausuró oficinas de atención a los usuarios, según informó, y el CNSS cerró diciembre del 2017 ejecutando un presupuesto mensual de RD$24.8 millones cuyo 50% fueron gastos personales y sobresueldos navideños por lo que su ejecución de abril del 2018 fue RD$12.6 millones, revelando un costo operativo diario (según presupuesto ejecutado) de RD$556 mil.

Esas tres entidades realizan importantes tareas asignadas por ley que sus disponibilidades financieras les impiden o dificultan. Ojalá que el gobierno y los miembros del CNSS adopten por unanimidad una resolución para incrementar sus ingresos, provenientes de comisiones estipuladas por ley y de otras fuentes. De este modo, los beneficios que arroja la operación del SDSS beneficiarían también a los responsables de su marcha, funcionalidad, integridad, vigencia de sus principios rectores y su custodia.

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