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CONTANDO LOS HECHOS

Joseíto Mateo, “El Rey del Merengue”

Yo comencé a hacer el programa Your Hit Parade en la HIZ a partir de septiembre 1953. Al año siguiente, respondiendo a un anuncio aparecido en el periódico El Caribe, conseguí el empleo de asistente del Tour Director de la Agencia de Viajes Southerland Tours, situada en el lobby del original Hotel Jaragua. Con la llegada del grupo ejecutivo que asumiría la operación del nuevo hotel El Embajador, en construcción, en el 1955 fui cedido al nuevo grupo hotelero, para ser asistente de Donald P. Bryan, quien estaría a cargo de música y espectáculos de los tres hoteles que manejarían.

Bajo esas circunstancias, el Sr. Bryan me dijo: “Ellis, vamos a traer desde Nueva York a la cantante Helen Aimé para cerrar el año en la concha acústica del Hotel Jaragua, y que más adelante, en enero del 56, inaugure el Embassy Club del Hotel El Embajador. Ocúpate de contratar un artista dominicano para completar el show del Hotel Jaragua”. Después de revisar el panorama, yo pensé que el artista dominicano de la época que mejor equilibraría ese Show era Joseíto Mateo. Lo llamé y lo contraté. A partir de ese momento Joseíto y yo iniciamos una relación que se enriquecería con las diferentes oportunidades que se darían más adelante en que yo volvería a contratarlo, o simplemente coincidiríamos en que yo lo presentara en tal o cual espectáculo.

Joseíto Mateo no solo fue el gran exponente del merengue que contribuiría a que éste fuera reconocido como el mayor exponente de nuestro folclore, sino que se convirtió en el gran embajador dominicano del merengue en playas extranjeras como Cuba, Puerto Rico y USA.

Aparte de su condición profesional como mayor exponente del merengue dominicano, por lo que se le adjudicó como “El Rey del Merengue”, Joseíto nos acostumbró a darle profundidad a su canto a través de un discurso breve e incisivo generalmente cargado de un grado de humor. Igualmente contribuyó al enriquecimiento de su canto folclórico con sus movimientos de baile rítmico y armonioso que exaltaba nuestro merengue siempre al frente de la orquesta.

En el plano personal los que tuvimos la oportunidad y el privilegio de interactuar con él pudimos apreciar la persona siempre afable y alegre que lo caracterizaba. No fue iniciador de controversias. Al decir de Frank Sinatra, él vivió “su vida a su manera”, y casi con la largueza que le quiso dar. Para ofrendarse a sus seguidores sin tener que ser contratado, creó en su casa el Patio de Joseíto, donde siempre se entregó a sus seguidores. Según su fraseología, “Cuando yo me muera no me prendan velas, que las mujeres bailen y los hombres beban”. Brindo por Joseíto Mateo.

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