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EU, Copley, Danilo

A su salida del Palacio Nacional luego de una prolongada conversación con el Presidente de la República, el encargado de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos declaró que su país no está de acuerdo con la manera ni el momento elegido por la República Dominicana para establecer relaciones diplomáticas y comerciales formales con la República Popular China.

Robert Copley, que en ausencia del embajador titular es el jefe de la Misión Diplomática estadounidense en el país, señaló que esta decisión soberana no contribuye a la estabilidad en el estrecho de Taiwán y mostró preocupación por los derechos laborales y medioambientales que supuestamente podrían verse afectados por prácticas de empresas chinas utilizadas en otras latitudes.

Se trata de preocupaciones estériles y alegatos pueriles que simplemente buscan reafi rmar la inconformidad de los Estados Unidos con la decisión del Estado dominicano, y que se sabía desde el día uno… Fue un llover sobre mojado que no debe preocuparnos demasiado, ya que República Dominicana actuó de acuerdo a sus intereses.

Y como además se trata de una decisión irreversible, prácticamente se puede descartar que ese asunto fuera lo que motivó a Copley a visitar al presidente Medina.

Ahora bien, el tema regional que sí ocupa y preocupa al Departamento de Estado es la situación de Venezuela… Y no están conformes con el rol desempeñado por la República Dominicana.

Dos veces se intentó aplicar la Carta Democrática ante la descarada y desafi ante deriva autoritaria que tomó el régimen de Nicolás Maduro. Y en ambas ocasiones, la República Dominicana se negó a respaldar la iniciativa alegando que no se inmiscuía en asuntos internos de otras naciones.

El país también se prestó de escenario para un diálogo entre gobierno y oposición. Y si bien no hay que dudar de las buenas intenciones del presidente Medina y del canciller Miguel Vargas, el tiempo ha dado la razón a quienes desde el principio califi caron esas negociaciones como un montaje que buscaba ganar tiempo y darle oxígeno a la dictadura venezolana. Así como a quienes califi caban a José Luis Rodríguez Zapatero, mediador en esas negociaciones, como un hombre al servicio del régimen venezolano… Y hay versiones que atribuyen a representantes del gobierno dominicano un rol muy parecido al del vedetto expresidente del gobierno español, lo que ocasionó más de un disgusto en el Departamento de Estado.

Y en Lima, en el marco de la Cumbre de las Américas, los principales países de Latinoamérica suscribieron un documento rechazando la farsa electoral montada por Maduro, a la cual no acuden los partidos de oposición, y advirtieron que no reconocerán los resultados de esas elecciones, que debieron producirse ayer 20 de mayo. Que es la misma posición del Parlamento Europeo y de las principales democracias liberales del mundo… Sin embargo, la República Dominicana no suscribió ese documento ni se ha sumado a las voces que exigían a Maduro desconvocar esa farsa electoral y pactar un proceso con las sufi cientes garantías democráticas, liberar a los presos políticos y levantar las inhabilitaciones de los principales líderes de la oposición política.

Este corolario debe tener a los Estados Unidos muy pendiente de lo que hará el Gobierno dominicano con relación a los resultados de esas elecciones… Si reconocerá lo que salga de esas urnas fraudulentas, o se sumará al concierto de naciones que rechazan la prolongación de la dictadura venezolana.

Y de la misma forma que el país tomó la decisión que le convenía cuando formalizó relaciones con República Popular China, en esta coyuntura también debe asumir la posición que convenga a sus intereses.

Por motivos de solidaridad y reciprocidad la República Dominicana debió estar siempre al lado del pueblo venezolano en su lucha por la libertad. Pero incomprensiblemente les hemos dado la espalda… Y si la justifi cación para una posición tan mezquina era que debíamos mantenernos equidistantes para ser útil en una eventual negociación, a la luz del fracaso de las negociaciones en Santo Domingo, ese argumento ya no cuela.

Por tanto, todo indica que el país no podrá continuar actuando con tibieza y que se acabó el tiempo de las indefi niciones… La República Dominicana deberá decidir de qué lado le conviene estar. Si del lado de las principales economías de la región, los Estados Unidos y Europa; o hacerse acompañar de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia e Irán… Y el presidente Medina deberá determinar con quiénes les conviene llevarse bien. Si con Donald Trump y Mike Pompeo; o con Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y los demás secuaces de esa satrapía.

No parecería una decisión muy difícil… Pero es probable que, por si acaso, Robert Copley entendiera necesario ir a recordarlo al Palacio Nacional.

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