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PUNTO DE MIRA

Elegir al Papa con primarias abiertas

Me puse a pensar anoche si alguna vez se podría elegir al Papa bajo las primarias abiertas. Eso me desveló.

Cerraba los ojos para imaginarme a los contrarios de la iglesia Católica Apostólica y Romana unidos en santa alianza; ateos, cristianos de otras denominaciones, los musulmanes y anglicanos alentados por los recursos económicos de los judíos. Una búsqueda para controlar el poder económico y político que tiene el residente de la Basílica de Pedro. Banqueros, narcotraficantes juntamente con empresarios aportarían sus óvolos sin otro interés que buscar al mejor hombre que encarne los principios de la fe.

Claro, no estaría nada mal que santificara que el combustible, como todas las materias primas estratégicas, fueran controladas por los grandes capitales, y que el Banco Vaticano no solamente fuera operado por leales a la iglesia de Roma. La Iglesia perdería su condición de ente con derechos propios. A nada se podría oponer. El primer paso sería seducir a los cardenales. Habría ofertas, tales como eliminar el celibato, dejar que cada cura fuera dueño de recursos económicos que captara.

Las monjas podrían difundir la Palabra y también casar y parir. Los purpurados serían jefes de sus respectivas zonas con derecho al cobro de una tasa por las limosnas, bautizos, bodas y otros oficios. Como la Iglesia tiene jurisdicción internacional, así serían los electores. Todos votaríamos para seleccionar nuestro candidato a Papa. Como papeleta mató a menudo, ya sabemos que el dinero impondría al más proclive a los intereses espurios. No sería como ahora que la Iglesia se maneja con independencia dentro de una honestidad a toda prueba.

Al no poder dormir, me puse a pensar que mejor sería aplicar la fórmula al contexto local. Me gustaría que legisladores tuvieran primarias abiertas para elegir a los presidentes de las Cámaras, así el voto popular designaría a los que manejarían las agendas que se someterían a los debates. El barrilito, el peaje para la aprobación de proyectos, el soborno presidencial para hacer pasar la repostulación, y todos esos incentivos serían manejados por los más diestros congresistas, elegidos en primarias abiertas en las provincias manejadas por sectores interesados. La votación de la gente sólo sería una pantomima.

Hasta en un partido de béisbol pensé, donde el público y los apostadores en primarias abiertas alinearan los equipos. Así también ocurriría en las organizaciones privadasÖ

¡Entre gente! ¡Entre todos!

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