De tentaciones y matemáticas políticas

DE-MORADA VOCACIÓN SUICIDA. - Cuenta la historia que, cuando Alejandro, El Grande, le preguntó a Diógenes, El Cínico, qué podía hacer por él; el filósofo le respondió: “no quitarme mi sol”. Siglos después, cuando el general Perón le dijo lo mismo a Sara, la madre de Facundo Cabral, la dama le respondió: “con que no me joda es suficiente.” Pues miren ustedes que, como un Diógenes a lo Sara tendrá que decirle el país al PLD ante sus querellas internas de vocación suicida: “con que no me fastidie es suficiente”.

MATEMÁTICAS POLÍTICAS. - La penúltima de lo morados y la misma que presagia una confrontación fratricida, tiene que ver con la Cámara de Diputados y las matemáticas políticas, pues resulta que, de sus 190 miembros, las dos terceras partes serían 127, pero el PLD sólo cuenta, sumados sus aliados, con unos 126. Pero hay otro dato con gadejo: De esos 126, por lo menos, -a la hora de la madrugada en que esto se escribe-, unos 30 responden al grupo de Leonel Fernández. O sea que, según las matemáticas, los números para aprobar la ley de partidos con primarias abiertas y otros versos allá en la Cámara de Diputados, no le cuadran al otro grupo dominante, el de Medina. ¿Qué ocurrirá entonces? ¿De qué manera lograrán los danilistas tocarle el son a los leonelistas? Pues, mire Usted que, aunque algunos de los cercanos al presidente Medina prefieran al señor Arjona sobre Sabina, (lo que es una pena), por esta vez no tendrán de otra que, con nosotros, citar a coro al genio de Úbeda: “Ocupen su localidad, y presten todos atención, a punto está de levantarse el telón”. El show puede empezar, (está empezando, empezará), pues si el sector Medina lograse, gracias “a sus buenas artes discusivas de seducción argumental”, reunir los votos necesarios para aprobar una ley orgánica, utilizar esos mismos votos de esos seducidos honorables para modificar la Constitución de la República sería, ay, como tus caderas: una tentación inapelable... ¡Y que Dios inspire y que Dios ampare!

MOTELES EN LA HIDALGA. - Finalmente, al visitar hace unos días el Centro León, una dama “bien señora” toda ella, criticó duramente mi apoyo y visto bueno a que en la entrada de la Hidalga de los treinta existan tantos moteles como existen. Pero resulta que ellos (los moteles) son los nunca bien valorados templos de meditación horizontal, benditos instrumentos fundamentales para la paz interior que conduce a la paz social. Lleno de paciencia, traté de explicarle a la muy dama, que los moteles son un gran aporte a la felicidad ciudadana y al EstadoÖ de la pasión, y son la mejor carta de presentación de una ciudad que, muestra desde su entrada, su santa vocación cristiana, o sea, su afición por y para el amor. Habla muy bien de los hombres y mujeres de una ciudad, la existencia de esos templos para subir al cielo, bajar, y volver a subir. Nadie se reúne en un motel a pastorear sus resentimientos ni a cultivar odios, nadie se cita en un motel a traficar influencias, ni a crear empresas fantasmas para estafar al gobierno de turno.

COMO LAS IGLESIAS. - Los moteles son centros de paz, como las iglesias, pero con una sinceridad añadida: la de los cuerpos. Como se sabe, cada religión defiende su visión de Dios, pero resulta que en los moteles el concepto de Dios está unificado, allí hay un solo Dios verdadero, el mismo que quiso regalarnos a todos, la posibilidad de un anticipo del cielo al morir una tarde o al dormirse una luna. Además, a más moteles menos señoras neuróticas y menos señores amargados, pues el orgasmo es terapéutico. No puede ser inmoral algo tan cristiano como amar. No puede ser pecado que los ciudadanos -por huir de la crisis ética y social con todos sus suplicios- se entreguen a los dulces afanes del santo fornicio. Amén.