Pawa frente al Estado dominicano

El conflicto que actualmente enfrenta a las autoridades nacionales con la aerolínea Pawa Dominicana es realmente lamentable, por diversos tipos de razones que intentaré abordar sin adentrarme en detalles que tiendan a hacer menos entendible esta situación.El factor humano sería el primer aspecto que merece llamar la atención, dado que hay miles de personas que en estos momentos no han podido llegar a sus destinos, porque sin buscarlo se vieron envueltos en un conflicto en el que no tienen la más mínima vinculación.

Estas personas tienen ya muchos días varadas, a expensas de promesas de solución a vuelos comprados con mucho tiempo de antelación, y que las autoridades dominicanas entienden que resolverlo es responsabilidad exclusiva de Pawa Dominicana. El problema no es tan simple. El propio titular de la Junta de Aviación Civil (JAC) advierte que esta aerolínea podría ser demandada ante la justicia, si no paga la deuda contraída con el Estado dominicano, calculada en US$4,600,000.

Tras varios años sin operar vuelos regulares, Pawa fue la aerolínea bandera de República Dominicana, y a mediados de agosto del 2015 reinicia sus labores, pero ya con una gestión administrativa sustentada por inversionistas extranjeros.

Luego de transitar por un tedioso proceso de crisis económica, que inició en la década de los 80’, hasta el año 1995 que realizó su último vuelo, el país contó con la Compañía Dominicana de Aviación, que inició sus operaciones en mayo del 1944, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Hasta el 2003, cuando fue creada Pawa Dominicana, nuestro país quedó sin una aerolínea estatal, aunque realmente esta compañía duró pocos años en manos del Estado dominicano.

Desde entonces, República Dominicana ha mostrado cierta apatía en retomar la idea de tener su propia aerolínea. Esto, en cierto modo contradice la condición de un Estado que sostiene en gran parte sus ingresos en los millones de turistas que nos visitan desde todos los rincones del mundo, resaltando por las cifras que en ese renglón se registran cada año.

La creación de una nueva línea aérea con carácter estatal reportaría importantes beneficios económicos al país, y sería una aliada de primer orden en el propósito de alcanzar la meta de los 10 millones de turistas. Hablo de una aerolínea que sea competitiva, rentable y con capacidad operativa para no repetir los errores del pasado. Es un buen momento para que el presidente Danilo Medina aproveche la presente crisis y la capitalice en beneficio del Estado dominicano.