ORLANDO DICE

La unidad en el PRM

NO ES IGUAL.- Advertí en su momento que no dividieran el PRD porque los dos beligerantes no eran Juan Bosch ni José Francisco Peña Gómez. Bosch se fue del PRD y fundó el PLD, y Peña Gómez supo en dos ocasiones reorganizar su partido. La historia más reciente tiene un resultado a la vista de todos. Un PRM todo expectativa, un PRD que no augura. Ahora vuelve a hablarse de posible división del PRM, como si fuera un designio fatal. Aunque la situación es diferente y las razones distintas.

Antes fue que Miguel Vargas halaba para un lado e Hipólito Mejía para otro. El actual trance, por el contrario, es que los dos jefes del grupo empujan en la misma dirección. Hipólito Mejía y Luis Abinader, en vez de enfrentarse por los cargos de dirección, se dedican a apoyar a José Paliza y a Carolina Mejía. Ninguno abunda lo suficiente, pero desde fuera se interpreta la jugada.

Consideran que Paliza y Mejía garantizan mejor equilibrio interior que cualquier otra fórmula, incluyendo la permanencia de los directivos Andrés Bautista y Jesús –Chu– Vásquez. Lo que sean Paliza y Mejía no es lo que importa, sino el efecto y alcance del arreglo entre los sectores predominantes del partido Moderno…

BENEFICIO INESPERADO.- La reacción que se produce no es tanto contra José Paliza y Carolina Mejía, sino por el beneficio inesperado del apoyo de Hipólito Mejía y Luis Abinader. No hay que tener mucha agudeza política para darse cuenta de lo obvio. Paliza por Paliza y Mejía por Mejía no iban a lanzarse solos tras la presidencia y la secretaría general. No importan las cualidades personales o méritos políticos del uno y de la otra.

No eran el primer hombre y la primera mujer de la organización, y posiblemente sean superados por otros candidatos, algunos de los cuales basan sus aspiraciones en la experiencia. Solo que vinieron al mundo de la Convención con un pan debajo del brazo, y con ese pan se satisfacen a sí mismos y a los compañeros que coincidan con ellos en el camino. Mejía deberá explicar --alguna vez-- porque cambió de parecer y llegó a entendimientos con Abinader, entregando de prenda a su hija, cuando se le suponía compromiso con Jesús Feris o con Andrés Bautista.

Abinader por su lado deberá decir –o más tarde o más temprano– porqué dejó en la estancada a Jesús –Chú– Vásquez, con quien tenía obligaciones, fueran políticas o morales. Las cuales para el caso serían las mismas. El dolor de Bautista y Vásquez es denso y el rencor duro…

NI MACHETE NI GUILLETTE.- Rebelión, lo que se dice rebelión no existe, y mucho menos carga de machetes, en los grupos de Hipólito Mejía y Luis Abinader. Ellos sabían a lo que se exponían y cada cual será responsable de mantener íntegros y cohesionados sus núcleos. Lo cual no parece fácil en lo inmediato.

Tendrán que explicar y pasar la mano a los seguidores, que baste un poco de cariño. Desde el sábado se conoce lo que podría convertirse en un ‘sticker’. Un arte con el logo del PRM en el centro y arriba, en el medio y abajo la siguiente leyenda: “Ahora decido yo… yo también pienso y razono. Que viva la democracia. No cojo línea… No acepto imposiciones”. Nadie lo asume como propio, no se conoce autor, pero se sospecha de muchos. Y de seguro que el secreto no tardará en revelarse. La transparencia de los perredeístas, ahora perremeístas, es proverbial: todo lo dicen, o como denuncia o acusación, y que de las consecuencias se ocupe San Judas Tadeo, patrón de las Causas Imposibles. Aunque el suelto no es lo más interesante, ni lo más importante, ni lo de mayor efecto. Si fuera solo eso, un desahogo ocasional y en las redes, los jefes del grupo saldrían bien librados. Con solo reconocer o respetar el derecho de los bellacos, todo quedaría resuelto…

MÁS QUE CRUCIAL.- La situación se torna crucial cuando la gente de David Collado proclama a Andrés Bautista. El presidente del PRM, que se creía abandonado a la intemperie, encuentra socorro y amparo en el grupo que supone dueño de la plaza del Distrito Nacional y posiblemente de parte de la provincia de Santo Domingo. Los jóvenes haciendo la contra a los jóvenes. Y no solo por Collado, que se mantiene en el zaguán, sino porque en medio de la calle aparece Wellington Arnaud.

Los que dicen conocer intimidades no creen que Bautista fuera donde Collado en busca de apoyo, sino que el acercamiento se dio al revés. De Collado a Bautista. Incluso la perversidad anda haciendo su parte. Collado no estaría tan interesado en favorecer la reelección de Bautista como cerrar el paso a José Paliza, una competencia en alza y sobre todo generacional. Intriga el movimiento, aparentemente estratégico, pues Collado podría estar poniendo en juego la faja. Ahora descubre la contraparte que Collado no es tan fuerte políticamente en la plaza, que no respondió al partido como se esperaba, que hay desafección y que difícilmente los compañeros acojan su línea. Arriba hay distensión, pero en el medio y abajo guerrilla…

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