El primer año del presidente Trump

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha cumplido su primer año en medio de la más poderosa y extensa campaña mediática en contra, que presidente alguno de los Estados Unidos haya tenido en toda la historia.
Sus adversarios políticos del Partido Demócrata, encabezados por el expresidente Obama, los esposos Clinton y las élites económicas globales no le han dado tregua ni un sólo día al presidente Donald Trump. No le perdonan haberlos derrotado en las elecciones de noviembre del año 2016 y, lejos de dejarlo gobernar, le han abierto un fuego cruzado que va desde el novelón de la supuesta trama rusa, hasta el mote de que “está loco”.
Los demócratas, las élites económicas globales y la gran prensa de EEUU quieren derrocar al presidente Trump, acariciando la idea de un “impeachment” en el Congreso. Con el novelón de la supuesta trama rusa pretenden que el fi scal especial Robert Mu¨ller (cuyo equipo investigador era dirigido por activistas políticos de los Clinton), pueda buscar la forma de “destutanar” de la presidencia de Estados Unidos al hombre que su pueblo eligió en las urnas hace poco más de un año.
Pese a toda la campaña mediática en su contra, Trump tiene una aprobación general de un 40% y más de un 65% entiende que la economía ha mejorado a lo largo de su corto mandato. Los datos económicos y lo que se refl eja en empleos y los bolsillos de los norteamericanos están aplastando la campaña de maledicencia mediática en su contra. Nunca antes el desempleo de los latinos y los afroamericanos había sido tan bajo. El Donald Trump al cual le temían como el diablo a la cruz en las elecciones de noviembre del 2016 ha resultado ser para su suerte, un fuerte aliado a nivel de la economía.
Trump, contrario a lo que hacen los políticos cuando ganan y llegan al poder, no ha abandonado uno sólo de los temas fundamentales sobre los cuales ganó. Grandes empresas norteamericanas y multinacionales extranjeras están volviendo a radicarse en los Estados Unidos, invirtiendo miles de millones y creando empleos para los norteamericanos. Trump no se ha devuelto con el muro. Mantiene incólume, de manera legítima, que el descontrol en la emigración ilegal desde México y Centroamérica es una amenaza estratégica para su país.
Le ha abierto una línea dura de confrontación a los carteles de la droga. El presidente Trump ha resultado un verdadero gladiador.
Su arma secreta para combatir la desinformación y la campaña mediática en su contra ha sido su poderoso Twitter con más de 40 millones de seguidores, que le permite comunicarse de manera instantánea con toda su base política, el pueblo norteamericano y el mundo.
En política exterior los hechos están hablando. El mundo hoy es más seguro con una buena relación de cooperación entre Estados Unidos y Rusia contra lo que es, sin duda, la mayor amenaza, el terrorismo.
La retórica guerrerista de Trump frente a los enajenados que gobiernan Corea del Norte ha empezado a dar resultados. Trump tiene a Corea del Norte sentada conversando con Corea del Sur y participando en juegos conjuntos; algo impensable hasta hace muy poco tiempo.
Pese a que se ha querido dar una imagen de hombre despiadado e insensible contra los inmigrantes, Trump acaba de darle un “tapaboca” a sus detractores ofreciendo la vía para obtener la ciudadanía norteamericana a más de 1.8 millones de “dreamers”, a cambio de que los demócratas apoyen y aprueben fi nanciar todo un sistema de seguridad fronteriza y la construcción del muro.
No hay dudas de que, si no logran derrocarlo con el novelón de la supuesta trama rusa o quitarle la vida (que es lo que, a mi juicio, se procura propiciando el clima de agitación mediático contra él), el presidente Trump dará mucha agua de beber a los demócratas y a las élites globalistas. La posibilidad de ir fortaleciéndose en el tiempo, si todos los indicadores económicos siguen el rumbo que llevan, es más que previsible, con lo cual su reelección en el año 2020 podría abrirse paso con facilidad.
El tiempo dirá.